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Médicos Sin Fronteras trataron a unas 12.000 víctimas de agresiones sexuales en sólo un año

La violencia sexual destruye "brutalmente" la vida de millones de personas en todo el mundo, según esta organización

La violencia sexual destruye "brutalmente" la vida de millones de personas en todo el mundo

En el informe 'Vidas destrozadas', de Médicos Sin Fronteras (MSF) se resume la experiencia de esta organización humanitaria en la asistencia a víctimas de violencia sexual en Liberia, Burundi, República Democrática del Congo (RDC), Sudáfrica, Colombia y otros países.

Así, las conclusiones del informe revelan que esta situación es "particularmente" grave en los países en los que hay "ausencia total "ausencia total de servicios de atención médica a las víctimas" y en las situaciones de conflicto, en que las violaciones y agresiones sexuales son una práctica habitual como "arma de guerra" y para "humillar, castigar, controlar, vulnerar, atemorizar y destruir comunidades".

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El trabajo resume la experiencia de esta organización humanitaria en la asistencia a víctimas de violencia sexual en Liberia, Burundi, República Democrática del Congo (RDC), Sudáfrica, Colombia y otros países.

A lo largo de 2007, los equipos de MSF trataron a unas 12.000 víctimas de agresiones sexuales en todo el mundo, tanto en contextos de conflicto como estables, según explica la directora de Operaciones de MSF en Bruselas, Meinie Nicola. "Esta cifra se traduce en 35 personas cada día sólo en los proyectos de MSF", prosigue.

Según la experta de MSF en violencia, Françoise Duroch, la violencia sexual puede ser utilizada como arma de guerra, para recompensar o remunerar a los soldados, para motivar a las tropas, como medio de tortura y en ocasiones "para humillar a los hombres de ciertas comunidades". La violación sistemática también puede ser utilizada para obligar a una población a desplazarse e incluso como arma biológica para trasmitir deliberadamente el virus del sida. "En la guerra, también encontramos el fenómeno de la explotación sexual, la prostitución forzada o incluso la esclavitud sexual", añade.

Violencia en situaciones estables

Aunque la violencia sexual se agrava en tiempos de guerra, también afecta a millones de personas que viven en situaciones estables o de posconflicto, según MSF. En estos contextos, los agresores a menudo son civiles conocidos por las víctimas. "Son vecinos, caseros, criados o incluso miembros de la familia", se lee en el informe. "En muchos casos, son los cabezas de familia u otros varones que se supone deberían protegerlas", añade.

Por ejemplo, en Burundi, cuando MSF abrió su clínica para víctimas de violaciones hacia el final de la guerra civil en 2003, menos de la mitad de las violaciones habían sido cometidas por algún conocido de la víctima. En la actualidad, esta cifra ha aumentado hasta el 67 por ciento.

Agresiones a hombres

Aunque la mayoría de las víctimas de la violencia sexual son mujeres y niñas, los hombres y los niños también pueden serlo, según el informe. Los abusos sexuales a hombres incluyen violaciones así como tortura, humillación y esclavitud sexuales.

Una forma específica consiste en obligarles a violar a miembros de su familia, una práctica conocida como incesto forzado, en la que tanto el agresor como la víctima sufren la violencia. Los hombres cautivos o bajo arresto corren un riesgo adicional, puesto que la violación se utiliza para establecer jerarquías de control y respeto.

No obstante, los hombres y los niños están "mucho menos predispuestos a informar de abusos sexuales que las mujeres", según MSF. El miedo a la estigmatización así como la falta de atención y protección legal les impiden hacerlo. "Generalmente, los hombres víctimas de agresiones sexuales ni son reconocidos como tales ni son atendidos", lamenta MSF.