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Seis años depués de la guerra de Iraq

No hay ni un extranjero por la calle y el riesgo de secuestro es alto porque la batalla campal entre las diferentes facciones de la resistencia que luchan contra las tropas estadounidenses

La incertidumbre campa a sus anchas por Bagdad. Una ciudad tomada por las torres de control y los agentes de seguridad privada que ocupan la mayor parte de los asientos de los aviones que aterrizan en el aeropuerto de la capital. Son hombres robustos, vestidos con el uniforme de 'aventura' color marrón y que cargan pesados bultos negros de las que no se separan nunca. En Bagdad les espera su contacto, con apariencia similar a ellos pero con la piel ya tostada por el sol de Iraq.

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En el aeropuerto aún están colocando bancos de colores nuevos en una aparente normalidad de este lugar sin turistas. Llama la atención en el punto de información que una mujer velada iraquí no sea capaz de comunicarse en inglés, el nuevo Iraq, basado en las normas de Estados Unidos ocupa puestos de trabajo sin tener en cuenta si son capaces de desempeñarlos, algo que contrasta con el nivel educativo que tenían los iraquíes antes de la guerra de 2003. Fuera, el aumento en un 300% del precio de los productos básicos, de la vida en Bagdad, hace que las negociaciones para coger un taxi o un transporte público que te permita pasar el primer tramo vigilado del aeropuerto al check Point sea largo y desesperante.

Hay alrededor de 10 check Point vigilados por policía iraquí, a los que se unen los agentes de seguridad privada en las proximidades de la zona verde (donde se encuentra, seis años después de la ocupación de Iraq, los ministerios, las embajadas y villas para los miembros del gobierno iraquí de donde no pueden salir a no ser que vayan protegidos por una fuerte caravana de coches artillados).

La capital está tomada por los muros de hormigón que con tres metros de altura protegen los edificios oficiales y las entradas de los barrios populares donde suele circular mucha gente y que se han convertido en blanco de los atentados con coche bomba o de los terroristas suicidas.

Batalla entre facciones

No hay ni un extranjero por la calle y el riesgo de secuestro es alto porque la batalla campal entre las diferentes facciones de la resistencia que luchan contra las tropas estadounidenses, Al Qaeda, las milicias chiíes y los consejos del Sahua, el 'Despertar' (creadas por EEUU a finales de 2006 y que desde noviembre de 2008 están bajo las órdenes del primer ministro Nuri Al Maliki), han vuelto a provocar que todo valga en Bagdad.

"Ahora todo es volátil en Bagdad, un día hay violencia, al día siguiente no. Vivimos en la incertidumbre", explica Jalil, un guía taxista que controla todo lo que se mueve a nuestro alrededor para evitar problemas. "Después de Saddam hemos pasado por tres etapas, primero había seguridad pero no libertad, luego llegó la seguridad pero no había libertad para el comercio y ahora todo es relativo porque se puede decir lo que piensas, te puedes meter hasta con el primer ministro pero nadie se fía de nadie", nos explica desde el puesto de venta de gafas familiar Mohamed en la calle Saadum.

No es suficiente

Said Gaber, al que encontramos jugando a la taula (backgammon) y bebiendo un té dulce en un pequeño vaso de cristal en la plaza Firdus, espera que los estadounidenses se queden en Iraq. "Son ellos los que controlan, si se van volverá la violencia", asegura convencido de que a pesar de que "el gobierno es ahora más fuerte", no es suficiente. En cambio, jóvenes como Mohamed se pregunta ansioso porque Estado Unidos sigue en Iraq. "Se supone que venían para liberar Iraq... ¿Por qué se han quedado? Nadie les quiere en Iraq, que se vayan", sentencia y nos explica que los atentados de las últimas semanas son ajustes de cuentas políticos.

"El Gobierno, con Maliki a la cabeza, quiere demostrar a EEUU que si se van se hunde el país porque no tiene fuerza para luchar contra el Baaz". No son pocos los que opinan que la fuerte estructura del Baaz, que gobernó con mano férrea el país durante más de tres décadas y en el que militaban todos los funcionarios del país, retomará las riendas del país en una semana cuando los estadounidenses se retiren. La incógnita se centra en si serán capaces de convencer a la población, que conserva el miedo a la dictadura de Saddam, de que un Baaz democrático y justo es posible.

 
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