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Qué fue de... el 'Soso' Gallego

El que fuera jugador de Real Madrid, Udinese y Rayo Vallecano, era el Adjunto a la Dirección de la Cantera madridista hasta la llegada de Florentino Pérez a la presidencia

Gallego fue jugador de Real Madrid, Udinese y Rayo Vallecano

Su elegancia y distinción a la hora de conducir el balón le valieron para ganarse el cariño de la afición madridista. Una afición que siempre le consideró especial por ser un chico de la cantera, algo que hoy en día, parece casi imposible ver en el Bernabéu.

Ricardo Gallego Redondo nació en la capital de España el 8 de febrero de 1959. Su figura siempre ha estado ligada al Real Madrid, por lo que su futuro parecía estar ya predestinado junto al de la 'Casa Blanca'.

Socio, aficionado y, más tarde, jugador

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Con tan solo tres añitos, Gallego ya era socio del Real Madrid, impulsado por su padre, gran aficionado al fútbol y al equipo blanco. Es por ello que no es de extrañar que cuando llegó a las categorías inferiores del Madrid en la temporada 74-75, el Estadio Santiago Bernebéu se lo conocía como la palma de su mano.

Sin embargo no lo pasó nada bien el joven futbolista para llegar al club de sus amores. En los primeros meses del año 1973, Gallego fue junto a su primo a rellenar una ficha para poder realizar las pruebas pertinentes. Los días de espera se convirtieron en semanas y posteriormente en meses y la respuesta no llegaba. El ánimo del jugador se fue enfriando, pero el destino tenía preparado algo grande para él.

Tras medio año de espera, el Real Madrid le llamó y así es como comienza una carrera colmada de éxitos.

Calidad tempranera

Adelantado a su edad, Gallego siempre jugó en categorías superiores y con compañeros que le superaban en años. Así jugó durante tres temporadas en el Infantil A, equipo con el que se proclamó campeón de España en la primera campaña, tras enfrentarse en la final con el eterno rival: el F.C. Barcelona.

Tras pasar por varías categorías, en la temporada 77-80 asciende al Castilla como un jugador de extraordinaria calidad. Una calidad que demostraría también en este equipo. Su paso por el Castilla se puede calificar de triunfal, ya que contribuyó a hacer grande al equipo.

La épica de la Copa del Rey

Corría el año 1980 cuando se produjo un hecho histórico en nuestra Liga. El Real Madrid y su equipo filial, el Castilla, se jugaban la final de la Copa del Rey. Los 'pequeños' de la casa se fueron deshaciendo uno a uno de los 'grandes', equipos entre los que estaban el Hércules, el Sporting de Gijón y el legendario Athletic de Bilbao.

El Santiago Bernabéu, al que el 'Soso' conocía a la perfección, fue testigo de aquellas efemérides marcadas por la participación de jóvenes talentos con ganas de triunfar, y que fueron apoyadas por miles de seguidores blancos.

La victoria del Castilla en San Mamés por un gol a dos en las semifinales dio el paso a la leyenda: ambos equipos ya estaba en la final. La gesta, sin embargo, no se pudo completar ya que el Real Madrid venció por 6-1. Sin embargo, ese equipo de jóvenes talentos ya había pasado a la historia.

Debut con el primer equipo

Como cabe imaginar, después de todo el trabajo y esfuerzo realizado, el primer equipo decide darle una oportunidad a ese mediocentro que tan bien ha sabido conducir al Castilla. Gallego cumple su sueño.

Aquellos a quienes coleccionaba en cromos son ahora sus compañeros de vestuario, algo inimaginable para el 'líbero' cuando su padre le llevaba cada domingo al estadio. Sin embargo, los comienzos no iban a ser ni mucho menos los esperados por el jugador: las lesiones iban a aparecer en escena en el peor momento.

En un partido ante el Betis, el 'Soso' sufre la rotura de un tendón en uno de sus tobillos que le obligó a pasar por el quirófano. La recuperación, lenta, le hizo perderse toda la temporada, y con ello, no poder estar junto a sus compañeros en la final de la Copa de Europa ante el Liverpool, disputada en París en 1981.

Un jugador nuevo

Pese a la mala suerte que rodeó al jugador y que le impidió disputar gran parte de la temporada, la fortaleza que había demostrado en tantas ocasiones sobre el terreno de juego la trasladó a su recuperación. Así fue como consiguió superar todos los obstáculos y comienza a recoger todos los frutos sembrados gracias a su dedicación y calidad.

Poco le costó hacerse con la titularidad en el centro del campo, éxito que le valió para cumplir otro de sus sueños: la llamada de la Selección española. Así en febrero de 1982 debuta como internacional en un partido ante Escocia disputado en Valencia y que se saldó con victoria para los españoles.

Mientras tanto, en el club blanco los trofeos se hacían de rogar. La Liga caía del rival en un último momento, incluso en una de las mejores temporadas de los madridistas en la que disputaron hasta 4 finales (Copa, Supercopa, Recopa y Copa de la Liga) y pelearon hasta el último suspiro por la Liga, pero que finalmente la moneda cayó del otro lado y perdieron todas ellas.

Los éxitos al fin llegan

Este 'desastre final' propicia la salida de Alfredo Di Stéfano y la llegada, por tanto, de Amancio al banquillo. Una nueva etapa comienza para los madridistas, esta sí, colmada de triunfos y títulos. El primero que caería sería la primera copa de la UEFA, competición en la que aparecen las ya famosas remontadas europeas de este equipo. Un equipo que formaban jugadores de la talla de Gordillo, Buyo, Hugo Sánchez, Camacho, Juanito o Santilla, y entre los que se encontraba el propio Gallego.

Este no fue más que el primer peldaño de una montaña de éxitos, que él mismo había construido gracias a su extraordinaria calidad y duro esfuerzo. Ricardo alternó el puesto de libre con el de centrocampista, su posición natural en el campo. Cada tarde era habitual escuchar su nombre entre los aficionados del Bernabéu, quienes aclamaban el compromiso del jugador con los colores del club. Un compromiso que había adquirido gracias a que había jugado toda su vida en el Real Madrid. Un compromiso que hoy echan de menos en la 'Casa Blanca'.

Pronto llegarían cuatro Ligas, dos Copas de España y una Copa de la Liga, entre otros triunfos. Pese a que la afición le adoraba y él adoraba al club de sus amores, en 1989, y tras 8 temporadas como jugador del primer equipo, decide marcharse a Italia.

Internacional con la Selección

Durante seis años, Gallego fue uno de los elegidos para defender la camiseta roja de España. Cuenta así con dos Mundiales y dos Europeos en su haber, y incluso rozó con la punta de sus dedos la gloria en Francia, donde fue considerado el 'mejor líbero' del campeonato, y en México donde entró dentro del 'Once inicial'

Cambio de rumbo

Gallego cree que ya ha dado todo lo que podía dar de sí mismo al Madrid y prefiere marcharse por la puerta grande: "No quería que nadie pudiera decir que me habían regalado algo o que le habían echado del Club de sus amores, ni que estaba por compasión. Por otra parte, acababa de recoger la Copa del Rey de manos de Su Majestad, que habíamos ganado ante el Valladolid en el Calderón", admitía el propio jugador.

En Italia juega una campaña en el Udinese y al siguiente año decide regresar a nuestro país para acabar su carrera futbolística en otro equipo de su ciudad: el Rayo Vallecano. Tras la primera temporada, José Antonio Camacho, con quien había coincidido como jugador en el Real Madrid, toma las riendas del equipo y éste sube a Primera División.

En plena celebración por el ascenso del club madrileño, Gallego decide poder punto y final a una carrera colmada de éxitos.

Una vida unida al Real Madrid

Pese a su salida del Real Madrid en el año 89, el 'Soso' nunca ha llegado a desvincularse del todo del club de sus amores. Así volvió a trabajar para él pasados unos años.

Tras su retirada del fútbol, se sacó el carnet de entrenador de primer nivel (Juvenil), sin embargó lo dejó antes de terminar el de Primera. "No me gustó lo que vi en el primer nivel y me imaginé que mas adelante sería peor. No se si me equivoqué. Sólo comentar que discutí con uno de los profesores porque me quería convencer que la manera de pegar al balón con mas fuerza era de puntera", aseguraba el jugador en una entrevista digital.

Más tarde volvió al Real Madrid como Adjunto a la dirección de la cantera, cargo que mantuvo hasta la llegada a la presidencia de Florentino Pérez y que propició la salida de aquél jugador al que aún recuerda en el estadio y que representa los valores por los cuales hoy en día se trabajan: la cantera.

 
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