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La reforma sanitaria de Obama, su prioridad y su talón de Aquiles

Cuando todo parecía encaminado, el 20 de enero de 2010 la tramitación del texto se paralizó al conseguir el Partido Republicano el escaño del Senado vacante tras la muerte de Ted Kennedy

Fue la gran promesa electoral de Barack Obama en 2008, y en los 14 meses que lleva en la Casa Blanca, su máxima prioridad. El presidente estadounidense puso en marcha esta reforma histórica el 5 de marzo de 2009. Otros presidentes anteriores lo habían intentado, pero todos fracasaron. Obama impuso un enfoque económico: o había reforma o quebraba el sistema sanitario por el alto coste de los seguros.

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Con la oposición frontal de algunos miembros de su partido y, sobre todo de los republicanos, que atribuían al texto una falsa defensa del aborto o la eutanasia, el presidente Obama inició una ofensiva en verano del año pasado para defender un proyecto que ayudaría a superar la crisis financiera. Acude a las dos cámaras y trata de superar el escollo de la muerte del senador Ted Kennedy, uno de sus principales defensores y el que otorgaba la mayoría necesaria en la Cámara Alta.

Obligaba a una subida de impuestos

El 7 de noviembre de 2009, la Cámara de Representantes da el visto bueno al texto que ofrecía cobertura a 30 millones de estadounidenses que no la tenían y prohibía a las aseguradoras rechazar a pacientes por su historial o por tener una enfermedad grave. También obligaba a las empresas a asegurar a sus empleados y se creaba un seguro público para desempleados, jóvenes y gente sin recursos, excluyendo a los inmigrantes sin papeles (entre 6 y 10 millones de personas en Estados Unidos). El coste: más de un billón de dólares, que obligaba a subir los impuestos.

El 19 de noviembre de 2009, la reforma pasa al Senado que, tras un largo debate, aprueba el documento el 24 de diciembre. Un regalo de navidad que incluía algunas modificaciones al texto inicial. La opción sanitaria pública se caía, y se solventaba aportando una ayuda del Gobierno a los ciudadanos para pagarse un seguro. El texto mantenía las prohibiciones y controles a las aseguradoras a través de una agencia del Estado para evitar los excesos.

Un paso atrás

Cuando todo parecía encaminado, el 20 de enero de 2010 la tramitación del texto se paralizó al conseguir el Partido Republicano el escaño del Senado vacante tras la muerte de Ted Kennedy. Obama inicia una carrera a la desesperada, que incluye un debate televisado con los congresistas para que quienes se oponen a la reforma, se expliquen.

El 22 de febrero de 2010, y para salir del estancamiento, la Casa Blanca propone un nuevo proyecto que fusiona los anteriores. El coste bajaba a 900 mil millones de dólares en diez años y mantenía el objetivo de un seguro prácticamente universal reduciendo la subida de impuestos. Se reforzaba el control sobre las aseguradoras para impedir la subida injustificada de las primas y se mantenían las ayudas federales para que todos los ciudadanos puedan contratar un seguro.

Obama ha echado mano del procedimiento de reconciliación, lo que le garantiza determinadas mayorías suficientes en el Senado, donde sólo dispone de 59 de los 60 votos necesarios. El presidente estadounidense también ha pedido al Congreso que apruebe la reforma sanitaria por mayoría simple, algo reservado para las leyes más urgentes.

 
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