El servicio secreto ruso quiere hacerse transparente
El FSB, sucesor del KGB, se convirtió en uno de los organismos más poderosos en Rusia bajo la presidencia del ex presidente Vladimir Putin
El servicio secreto ruso se ha unido al intento de transparencia del Kremlin revelando los ingresos de sus principales jefes, en un intento de desviar las reivindicaciones realizadas por los activistas de que emplea a algunas autoridades que aceptan grandes sobornos.
Así, por primera vez, la página web del Servicio Federal de Seguridad (FSB) ha declarado el salario de los principales oficiales, con su director, Alexander Bortnikov, encabezando el listado con unos ingresos en 2009 de 152.200 dólares, casi un 20 por ciento más que el presidente o el primer ministro del país.
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El presidente ruso, Dimitri Medvedev, firmó un decreto el año pasado por el que se pedía a los burócratas que revelaran sus ingresos y sus propiedades. El propio Medvedev declaró unos ingresos en 2009 equivalentes a unos 108.200 dólares, mientras que Putin declaró una cifra algo superior, 126.000 dólares.
Desde que llegó a la Presidencia hace dos años, Medvedev ha prometido que terminará con la corrupción, aunque los analistas aseguran que poco ha cambiado aún. Los activistas anticorrupción dicen que parte de la riqueza de las autoridades puede esconderse al público ya que las leyes no les obligan a revelar la propiedad corporativa.
Un grupo pro Derechos Humanos indicó en un informe a principio de este mes que los delitos y las agencias encargadas de cumplir la ley están cada vez más unidos en Rusia. Muchos rusos lamentan abiertamente los estilos de vida lujosos de algunas autoridades rusas que afirman tener ingresos similares a los de la clase media.
Los activistas de la organización Manos Limpias han asegurado que oficiales del FSB han recibido algunos de los mayores sobornos y están implicados en la protección de empresarios o en el cierre de empresas. Rusia ocupa el puesto 146, de un total de 180 países, en el Índice de Percepción de Corrupción de la organización Transparencia Internacional.
La legislación que formuló Medvedev en diciembre de 2009 prohíbe a las autoridades aceptar regalos que superen un valor de 97 dólares, y señaló que los burócratas deben informar a los organismos estatales si planean unirse a compañías comerciales en los sectores donde pueda haber un conflicto de interés.