¿Quién canaliza el malestar?
El Gobierno y los sindicatos se necesitan y necesitan acuerdos. UGT y CCOO tienen que demostrar que valió la pena hacer la huelga general. Tienen que apuntarse algún tanto porque no parece creíble que puedan ir hacia otra huelga general.
El Gobierno necesita a su vez recuperar crédito y apoyo en sus bases de izquierda, que ayer estaban en las calles. Zapatero no puede cambiar la política económica porque se juega su credibilidad internacional, la suya y la del país pero sabe que tiene que buscar un margen de acuerdo mínimo con los sindicatos.
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Las duras medidas de ajuste nos han ayudado de momento a escapar de la quema en la que están Irlanda y Portugal; por cierto, el gobierno portugues anunció ayer medidas muy similares a las españolas pero los mercados no tienen alma ni remordimientos y en cualquier momento vuelven a por nosotros. Los de Moody?s han venido hoy a recordárnoslo; claro que estos fueron los mismos listos que dijeron que Lehman Brothers estaba en plena forma dos días antes de quebrar.
Sea como sea, la huelga de ayer dejo claro que hay un grandísimo malestar en la calle. La clave ahora es saber quien lo puede canalizar porque el PP puede aprovecharse electoralmente de la situación pero está en las antípodas de los que ayer se movilizaron y de muchos de los que aunque fueron a trabajar, estaban de acuerdo con los motivos de la huelga.
Todos contentos (29 de septiembre, 14:00h)
Los sindicatos se consideran satisfechos porque han demostrado que siguen siendo de capaces de parar sectores muy importantes como las grandes industrias, la limpieza, los puertos o en parte los transportes pero también ha quedado claro que esta vez no han podido paralizar las grandes ciudades.
Seguramente desde la óptica sindical había más motivos que nunca para convocar una huelga pero para muchos ciudadanos no era el momento oportuno para hacerlo y además va a servir de poco porque el gobierno no tiene margen para cambiar las duras reformas en marcha.
Los sindicatos han demostrado que siguen siendo fuertes en muchos sectores pero deben tener en cuenta que una huelga general es cada día más difícil de ganar y que su imagen ha quedado bastante deteriorada por errores propios y tambien por las duras campañas de desprestigio de la derecha.
Dicen los que han hablado con Zapatero que esta tranquilo y que se esperaba mas o menos lo que ha ocurrido. El gobierno tambien está aliviado y satisfecho porque la huelga de hoy se ha quedado lejos de las que sufrió Felipe González pero se engañaría a si mismo si no tuviera claro que en la calle hay un gran cabreo general y la sensación de que la crisis la vuelven a pagar los de siempre.
La huelga general era seguramente el momento más difícil de la legislatura para Zapatero. En el Psoe confían en que la situación empiece a remontar pero lo cierto es que cada vez les queda menos tiempo y esta misma semana, el presidente se la vuelva a jugar en las primarias de Madrid.
29-S. Primer asalto (29 de septiembre, 10:00h)
Los sindicatos salvan el primer asalto pero no paralizan las ciudades. El Gobierno respira aliviado aunque la huelga muestra el cabreo general con la situación. Toxo y Méndez se la jugaban esta noche y han logrado un seguimiento masivo en las primeras horas, especialmente en la industria, en los servicios de limpieza, en los grandes mercados y, parcialmente, en los transportes. La sorpresa ha saltado en el Metro de Madrid, que ha circulado casi con normalidad.
Los sindicatos tenían mucha presión encima y han movilizado toda la fuerza de sus piquetes durante la madrugada. El consumo de energía ha notado la huelga aunque menos que en la última, hace ocho años. Las grandes ciudades no se han paralizado como en las huelgas históricas aunque buena parte del comercio de zonas emblemáticas como la Gran Vía de Madrid no ha abierto, vigilado de cerca por grupos de sindicalistas.
De momento, el empate entre sindicatos y Gobierno se mantiene. Zapatero sigue tratando de matar a besos la huelga aunque debería ser consciente de que buena parte de la gente que le votó está enfadada y desencantada. Muchos han hecho huelga y otros muchos la entienden aunque no la secunden.
Duran i Lleida ha vuelto a demostrar que es de los políticos con más cintura y le ha advertido al presidente que no juegue con las pensiones para reconciliarse con los sindicatos. Mientras, Rajoy ha vuelto a desaprovechar otro momento estelar para presentarse como alternativa. El lider del PP sigue pensando que no lo necesita y que ya le llegará la hora sin despeinarse.