Primarias con efectos secundarios

Muy pocas veces, tan poca gente, menos de 18.000 militantes ha tenido en sus manos una decisión con tanta trascendencia. Zapatero se juega mucho, muchísimo como reconocen en privado la mayoría de los dirigentes del partido por mucho que esta noche todo el mundo va a intentar quitarle de en medio; sobretodo si gana Tomas Gómez y pierde Trinidad Jimenez.

Zapatero se mojó mucho en este proceso porque se convenció de que había que hacer una apuesta fuerte en Madrid y por primera en 10 años, un barón regional cuestionó su autoridad. El no de Tomas Gómez se produjo además en un momento de extrema debilidad para el presidente del gobierno y para el PSOE con una huelga general, hundidos en las encuestas y el rechazo a sus necesarias pero duras medidas de ajuste.

En el PSOE creen que si gana Trinidad Jimenez, Zapatero y la dirección del partido podrán tomar un poco de oxigeno para intentar recuperarse de esta semana de infarto. En cambio, si a pesar de las encuestas y del apoyo de pesos pesados del partido, como Blanco y Rubalcaba pierde la ministra de Sanidad y gana Gómez, el liderazgo interno de Zapatero quedará seriamente tocado y podría tomar forma esa hasta ahora desorganizada y leve oposición interna formada por una amalgama de dirigentes de la vieja guardia resentidos con el presidente, algunos excolaboradores de Zapatero con cuentas pendientes, varios barones regionales que solo piensan en salvar lo suyo el año que viene y algunos otros que permanecen agazapados a la espera de su momento.

Paradojas de la vida, 10 años después, Trinidad Jiménez vuelve a tener en su mano el futuro inmediato de Zapatero.