Colgados por el clima

En mitad de una mañana gris y ante la atenta mirada de los viandantes, cuatro activistas de Greenpeace han trepado hasta lo alto de la Puerta del Alcalá para escenificar su malestar por la falta de compromiso de los líderes mundiales para acabar con el calentamiento global.

Durante más de una hora y media han tejido una auténtica telaraña de cables para desplegar una pancarta reivindicativa con el lema "Necesito una reducción del 30%". Detrás de ese mensaje hay una profunda reivindicación "generar una ola de presión a la Unión Europea para que se comprometa a una reducción unilateral del 30% de la emisiones de CO2 para el año 2020", según ha explicado Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace.

Algunos sí, pero no todos

Greenpeace ha querido "calentar la Puerta de Alcalá" sin olvidarse de que en esta batalla de momento cuentan con el apoyo de algunos países, como España, Francia, Alemania o Dinamarca que "sí están a favor de reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 30%", decía Bravo, pero sin olvidar que "todavía faltan muchos países que aún son reticentes, y así lo están dejando ver en la Cumbre Mundial contra el Cambio Climático que se está celebrando estos días en Cancún".

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Mientras los activistas trepaban por la Puerta de Alcalá, en tierra varios agentes de la Policía Nacional, de la Policía Municipal y del cuerpo Bomberos de Madrid han estado vigilando en todo momento las pericias de los miembros de Greenpeace "para asegurarnos de que todo transcurre con normalidad y por si se produjese algún incidente imprevisto", explicaba uno de los bomberos.

Aunque los portavoces de Greenpeace han recordado que en todo momento su acto reivindicativo se ha tratado únicamente de un gesto pacífico, podrían enfrentarse a varios delitos, entre ellos alteración del orden público y uso indebido del patrimonio histórico.