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TENIS | ABIERTO DE AUSTRALIA 2011

El torneo de las mil caras

El Abierto de Australia es, sin lugar a dudas, uno de los torneos más singulares y metamórficos del circuito de tenis, objeto de un sinfín de cambios desde su creación a inicios del SXX. Por entonces el "Campeonatos de Australia" se disputaba sobre la hierba del campo de cricket Warehouseman en St. Kilda Road, Melbourne.

El español Rafael Nadal sonríe durante una rueda de prensa antes de su debut en el Abierto de Australia de tenis(EFE)

El Abierto de Australia luchó desde principio de siglo por mantenerse al nivel de los otros reyes del Grand Slam, desde su estatus de hermano pequeño. Después de pasar un auténtico calvario al final de la década de los setenta y comienzos de los ochenta, se desterraron las pistas de hierba y se reservaron las dos últimas semanas del mes de enero en el calendario tenístico, consiguiendo atraer la dispersa atención mediática, y lo más importante, embelesar a unos tenistas que evitaban a toda costa el viaje al verano austral de las antípodas.

El 11 de enero de 1988 se celebró la ceremonia de inauguración del impresionante New Nacional Tennis Center de Melbourne, conocido de inmediato por todos los aficionados al tenis como Flinders Park, ubicado en la hermosa ribera del río Yarra. La superficie de las pistas resultó de lo más controvertido. Se discutió durante dos años sobre la idoneidad de diferentes tipos de superficies sintéticas, pero acabó triunfando un piso autóctono llamado Synpave Rebound Ace, más blando que el cemento, mezcla de poliuretano y caucho sintético. Para muchos tenistas el torneo se convirtió en la versión deportiva de un "matadero". El extremo calor y su inconsistencia hacían del "rebound ace" algo impracticable, una trampa mortal para los ligamentos expuestos al clima variable de Melbourne.

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Así es que en el año 2008, tras numerosas reivindicaciones y prescindiendo de prioridades nacionalistas, se optó por un nuevo material llamado Plexicushion, venido del otro lado del Pacífico, de Estados Unidos. Veinte años después, la central ya no era de color verde, sino azul. Pero hubo más cambios: por primera vez se retuvo menos el calor y la bola empezó a botar más lenta, aunque con menos rigidez.

Nadal, el único conquistador del Abierto

Juan Gisbert fue el primer español en llegar a una final en Australia, en una época en la que el dominio de los jugadores locales era absoluto. Tan solo foráneos habían ganado allí en los 20 años anteriores. "Era todo muy difícil, el viaje era muy largo y en aquellos tiempos se notaba más, allí mandaban ellos", comenta Gisbert sobre aquella final que disputó en 1967. Fue su única final del grand Slam y el cénit de su carrera.

Luego llegó Andres Gimeno que perdió la final en 1969 contra un coloso del tenis, Rod Laver. "Estaba jugando bastante bien, porque en octavos gané a Rosewall y luego tuve dos partidos fáciles. Pero es que Laver era y sigue siendo un monstruo. Sólo me rompió un saque en cada set, pero ya tuvo bastante para ganarme. Salí de la pista satisfecho, él no me dio ni una oportunidad".

Y en 1997 hizo lo propio Moyá. Se enfrentaba al estadounidense Pete Sampras en un choque inédito hasta entonces en el circuito. Mientras que "Charlie" daba la sorpresa colándose en la final en su segunda participación en el torneo con tan sólo 20 años, Sampras disputaba su tercera final en Australia tras proclamarse campeón en 1994. El mallorquín perdió, pero logró uno de sus "hasta luego Lucas" más gloriosos.

En su particular reserva para la historia, Nadal fue el primero en conseguir la gloria para España. Era febrero del 2009 y el manacorense luchaba por el triunfo en Australia, cuarenta y un años después de la primera intentona española. En una final épica contra Federer , otra de tantas, corrieron lágrimas de pesar, de impotencia, de emoción, lágrimas en cualquier caso. Rafa abrazó al suizo al final del encuentro y le dedicó lo mejor de su discurso: «Lo siento por hoy», le dijo. «Sé realmente lo que se siente y lo duro que es, pero tú eres el mejor de la historia y seguro que igualarás los 14 de Sampras".

Puede que este año se reedite otra de sus soñadas finales, y se vuelvan a quedar cortos los epítetos, y reboten los glosarios de sus figuras y sus encuentros. Pero no estarán solos. La primera piedra en el camino de Nadal será el brasileño Marcos Daniel. El 17 de enero volverán los dolores, las sensaciones, las estrategias, las venganzas, el caliente y duro cemento de Flinders Park y la gloria.

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