Febrero: atracón de premios
Las ceremonias de premios se han ido concentrado en los últimos años hasta llegar al extremo actual: con dos semanas de separación se celebran los Goya, el día 13 de febrero, y los Oscar, el domingo 27
A cada uno le afecta a su manera; los modistos se frotan las manos, los candidatos se preparan el traje y la cara póquer que tienen que poner cuando dicen el nombre de otro... Y Javier Bardem no va a parar de coger aviones si quiere ir a las ceremonias de los Bafta, Goya y Oscar, en las que opta a premio.
Por empezar con el ataque de nervios más cercano, pensemos en los Goya. Asuntos cerrados: Bardem viene. Herida abiertas: no le apetece atender a los periodistas en la alfombra roja y hay una legión de negociadores con la misión ¿imposible? de convencerle.
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Más emociones. 'ley Sinde' y broncas aparte, la gala cumple 25 años y se celebra por primera vez en el Teatro Real de Madrid. El ilustre local es más pequeño que el gélido Palacio de Congresos de IFEMA y para más lío, ese mismo fin de semana, se produce el estreno mundial de la ópera 'La página en blanco' de la compositora madrileña Pilar Jurado. Resultado: durante esta semana hay dos turnos de técnicos, brigada de día y de noche, para preparar el escenario de la ópera y de los Goya.
Crece la dificultad a la hora de colarse en los ensayos y las restricciones en el número de acreditaciones de prensa amenazan con dejar a muchos periodistas fuera de la gala. ¡Buen ambiente!
Otra de las incógnitas que aterroriza por igual a redactores gráficos y actrices - bueno, más a ellas, que al fin y al cabo van en traje de noche y sandalias - es el paseíllo por la inmensa alfombra roja que va a atravesar la plaza de Oriente. Que sí, ya nos han dicho que habrá una carpa transparente con calefacción de butano fashion calentando al que se arrime, pero la experiencia nos dice que las estrellas acababan tiritando en la entrada cubierta del hall de IFEMA; así que nos llevaremos un termo de café con leche para dárselo a Elena Anaya, Belén Rueda y compañía.