Internacional
Crónica:REVUELTAS POPULARES EN EL MUNDO ÁRABE

Disturbios en varias ciudades marroquíes empañan las protestas pacíficas del 'Día de la Dignidad'

Los sucesos más graves se han registrado en las ciudades de Larache y Alhucemas donde se han producido saqueos, ataques e incendios

Oussama el Khlifi, organizador de las manifestaciones del 20 de febrero en Marruecos, y Eduardo Marín, corresponsal de la SER en Rabat

Los organizadores de las manifestaciones hablan de alrededor de 15.000 personas en las protestas de Rabat, 10.000 en Marrakech y 6.000 en Casablanca. En otras ciudades, la cifra es menor. La agencia oficial de noticias, Magrheb Arabe Presse (MAP), reduce estas cifras considerablemente. La normalidad fue la nota predominante en Rabat o Casablanca, mientras que en otras ciudades como Tánger, Sefrou, Larache, Alhucemas, El Guemim y Marrakech, se produjeron diversos episodios violentos.

Manifestantes portan un cartel que pide la 'Liberación del dictador'

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"Hoy es un día histórico en Marruecos, la juventud marroquí por fin ha querido participar en construir su país, construir una democracia sólida, un país sin corrupción, donde el ser humano tenga toda la dignidad y el poder de expresarse sin miedo", sostenía Anass, un joven participante en la manifestación en Rabat. Una frase que resume el ambiente que se ha vivido hoy en la capital marroquí. A lo largo de las calles por donde ha transcurrido la marcha se respiraba un ambiente de satisfacción entre los manifestantes, contentos, por fin, de expresar lo que han venido anunciando durante semanas a través de las redes sociales en Internet.

A las diez de la mañana, la lluvia amenazaba con hacer fracasar esta protesta, y tan sólo alrededor de 300 personas ocupaban la céntrica plaza de Bab el Had y comenzaban a entonar sus cánticos y a enarbolar sus pancartas en las que se podían leer mensajes como "dictador, vete ya" o "el pueblo por el cambio". A medida que pasaban las horas, las nubes dejaban paso al sol rabatí y la plaza empezaba a llenarse de participantes deseosos de hacerse escuchar. "Ya no tenemos miedo, esto se puede cambiar gracias a la unidad, como se está produciendo aquí hoy, de todas las ideologías: islamistas, socialistas, militantes de derechos humanos...Hay muchas organizaciones presentes hoy aquí para decir, a una sola voz, no a la injusticia, sí a la democracia", afirma, sonriente, Abdelhadid, maestro de primaria. Bereberes con banderas 'amazigh', mujeres islamistas ataviadas con burka, jóvenes vestidos con ropas occidentales...todo cabía hoy en el centro de Rabat. "No hay democracia en nuestro país, no existen los derechos humanos, todos los poderes están concentrados en el rey, hay gente que dilapida el dinero público sin ser juzgada, hay miseria, hay injusticia social y económica, hay analfabetismo...hay muchos problemas que frenan el desarrollo de esta patria", reconocía también el profesor Abdelhadid.

Entre las 13h y las 14h se llegaba al punto álgido de la protesta, cuando se concentraba el mayor número de gente, que poblaba, casi por completo la avenida Mohamed V, principal arteria de la capital marroquí. Organizadores y asistentes se mostraban satisfechos y, a la vez, sorprendidos. "Esta iniciativa es solo el principio y va a continuar porque no creemos que las autoridades de este país vayan a escuchar a los jóvenes con una sola manifestación, porque son duros de oído, y para que nos escuchen tendremos que hacer más manifestaciones y por eso seguiremos con los jóvenes hasta que se cumplan nuestras reivindicaciones en torno a la democracia y al derecho a una vida digna", defiende Amine Abdelhamid, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). A pesar de que las pancartas y los cánticos se dirigían esencialmente al Ejecutivo, algunos carteles como "no queremos un rey que gobierne" llevaban al monarca como destinatario. "Tenemos muchas demandas: trabajo, comida, libertad de prensa, independencia de la justicia, pero la demanda clave es una monarquía parlamentaria", sostenía Said Benjebli, creador de la página de Facebook del Movimiento del 20 de febrero. "Tenemos un buen rey, no queremos que se vaya, pero queremos cambios radicales; hay que alejar a la religión del Estado y la monarquía debe ser como en España y otros reinos", afirmaba Ikram, una mujer ingeniero de telecomunicaciones.

Sin embargo, este ambiente cordial y de satisfacción vivido en Rabat y también en Casablanca no ha sido compartido en otras ciudades del país. Tánger, Sefrou, Al Hucemas, El Guemim, Larache y Marrakech han sufrido algunos episodios violentos según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. En Marrakech "al principio la manifestación estaba siendo pacífica, pero a mediodía, un grupo de jóvenes ha comenzado a lanzar piedras al aire y contra las vitrinas de algunas tiendas y comercios, como el McDonald's o Zara", asegura por teléfono a la Cadena SER Thomas, consultor en cartografía residente en Marruecos, "aunque no he visto sangre", continúa. La policía ha tenido que intervenir, pero "con pequeñas cargas, tampoco de manera muy violenta", concluye Thomas. En otras ciudades los disturbios han sido mayores, como en Larache o Alhucemas donde se llegaron a incendiar varios vehículos y la policía realizó un número indefinido de detenciones".

El Movimiento del 20 de febrero ya ha condenado estos incidentes que han empañado este 'Día de la Dignidad' en Marruecos. Fuentes de los grupos de jóvenes convocantes de estas protestas por Facebook defienden la posibilidad de continuar con concentraciones diarias y más manifestaciones como la de hoy, el próximo fin de semana. Oussama El Khlifi, cara visible del grupo organizador "Libertad y Democracia Ahora" mostraba así su satisfacción. "Estamos viendo la revolución del pueblo marroquí para decir no a este régimen, no a la dictadura, queremos nuestra libertad".

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