Economia y negocios

Los inversores de Dhul y Clesa cobrarían en último lugar, en caso de concurso

Los expertos son pesimistas respecto a la posibilidad de que recuperen el dinero

José María Ruiz-Mateos utilizó dos mecanismos para captar dinero de los inversores particulares. Uno de ellos fue la emisión de pagarés. Hizo varias, que comenzaron en febrero de 2009. La CNMV publicó numerosas advertencias sobre esos pagarés. Cuando el Gobierno cambió la ley para someter a mayor control este tipo de emisiones, Nueva Rumasa cambió de táctica y pasó a ofrecer aumentos de capital social de empresas del grupo. Le dio tiempo a hacerlo con Dhul primero y Clesa después. En total, 5.000 inversores otorgaron credibilidad a Ruiz-Mateos, aunque la empresa no quiere aclarar cuántos compraron pagarés y cuántos suscribieron aumentos de capital social. Pero su situación es completamente distinta, en caso de que las empresas del clan Ruiz-Mateos acaben declarando el concurso de acreedores

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Quienes adquirieron pagarés de Nueva Rumasa se convertirán en acreedores, si el grupo acaba entrando en concurso; sin embargo, quienes suscribieron los aumentos de capital social, se transformaron en socios de Dhul y Clesa. Y eso significa que serán los últimos en cobrar, si hay suspensión de pagos. Así lo explica Raimon Casanellas, presidente del Registro de Economistas Forenses: "en el caso de que estas sociedades entren en concurso, los primeros en cobrar son los acreedores". Y dentro de ellos, explica Casanellas, hay un orden: primero irían, por ejemplo, los trabajadores; después irían los créditos como los hipotecarios; seguirían parte de las deudas contraídas con Hacienda y la Seguridad Social; y después llegaría el grupo en el que se incluirían quienes compraron pagarés.

Con quienes suscribieron los aumentos de capital social, el cobro se complica. "Si la empresa no va a liquidación, y consigue tener beneficios, estos socios podrían cobrar dividendos o vender sus participaciones", aclara Casanellas. Si se da el caso contrario, explica el economista forense, los socios sólo recuperarían su dinero en la medida en que, una vez liquidado el activo y repartido entre los acreedores, quedase algún remanente.