Anárquica Argentina

El Kun Agüero revolucionó el partido para los de Batista y fue el autor del golazo del empate tras el gol de Rojas

El seleccionador argentino Sergio Batista tenía claro que quería jugar para Messi, el problema es con qué jugadores lo pretendía. Sin creación en el centro del campo Mascherano, Cambiasso y Banega no encontraban al menudo jugador del Barça, que tuvo que bajar una y otra vez a su propio campo para comenzar la jugada.

La consecuencia era ver a Cambiasso jugando de '9' a Banega de extremo y a Mascherano de central junto a Burdisso y Milito. Argentina tenía la posesión pero no sabía como llegar a la portería de Arias. Solo cuando Messi lograba regatear desde posiciones cercanas a la portería boliviana había algo de peligro en el partido. Una vez a Lavezzi y otra vez a Tévez, el '10' puso dos balones que bien pudieron acabar en gol si los delanteros albicelestes hubiesen estado más acertados.

Mientras, Bolivia, consciente de sus limitaciones se dedicaba a mover la pelota en largo y buscar el gol en las jugadas a balón parado. Con este panorama y una clara ocasión para Estaban Cambiasso se llegó al descanso. Argentina no sabía como conectar, no había fútbol, pues Banega, su teórico cerebro no tenía esa función en la cabeza. Solo un Messi disfrazado de Xavi, Iniesta, Villa y de él mismo lograba hacer algo por Argentina.

En el primer minuto de la segunda parte saltó la sorpresa en La Plata. La aparentemente inofensiva Bolivia se encontró con su gol. Un córner raso al primer palo es rematado de tacón por Edivaldo Rojas, y Banega, en lugar de despejar se hace un lío para terminar introduciendo el balón en su propia meta. Cúmulo de despropósitos y gol de Bolivia.

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Di María y Agüero revolucionan el partido

Batista dio entrada a Di María por Esteban Cambiasso, llevando a Tévez al centro y al del Real Madrid a la zona izquierda. Fue a partir de ese momento cuando Argentina mejoró, las incursiones por la zurda del fideo estuvieron cerca de acabar en gol.

Pero antes del empate Bolivia pudo sentenciar, Romero sacó una mano espectacular cuando a Martins solo le quedaba regatear al arquero argentino para terminar de hundír las esperanzas locales.

Y como dice la máxima en el fútbol... quien perdona la paga, y así fue. Un centro de Di María lo controló con el pecho el central Burdisso, anárquicamente perdido en el área contraria, para darle una asistencia de lujo a un Agüero que, de volea, tal y como venía conectó un disparo imparable para empatar el partido a 1.

Gol y final, los diez minutos finales solo sirvieron para mostrar que si Banega no está Argentina no tiene fútbol, para que Agüero y Di María reivindicasen su titularidad y para mostrar las carencias de un equipo que aspira a jugar como el Barça -según su entrenador- con Cambiasso, Mascherano y Banega repartiendo fútbol.