¿El cine no es para el verano?
Los cines de verano gozan de una gran popularidad e incluso superan al cine tradicional
Desde los pueblos más pequeños hasta el más grande del mundo en Madrid, el cine de verano es una buena alternativa de ocio para las noches de la época estival.
Disfrutar del momento menos caluroso del día en un cine al aire libre es uno de los lujos del verano. Auditorios, plazas de pueblos, playas, pistas de frontón o incluso junto a castillos y ermitas: cualquier espacio público puede albergar una pantalla.
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La empresa 'JJAudiovisuales' alquila pantallas alrededor de 60 poblaciones, aunque este año, por los recortes municipales, probablemente sean menos. Más de un tercio de las localidades tienen tan solo cerca de 400 habitantes, como Cogeces de Íscar. "Lo más habitual es colocar la pantalla en las paredes de las iglesias, aunque el lugar más pintoresco en el que lo hemos hecho es en los alrededores del castillo de Puebla de Sanabria", comenta Juan José García, uno de los dueños de la empresa.
En la playa, aunque no caliente el sol
Muchos ayuntamientos aprovechan el tirón que tiene la playa para situar en ella el cine de verano. El litoral español se convierte en un punto de encuentro para el ocio y la cultura. En algunos casos, como en Málaga, se apuesta incluso por el cine en versión original. Generalmente, las cintas se proyectan en pantallas itinerantes y los espectadores se sientan en la arena, aunque los que no quieren 'rebozarse' pueden llevar sus propias sillas.
Al más puro estilo americano
Ver una película desde el coche también es posible en España desde 1979, cuando nació en Denia el primer autocine. "Al principio funcionaba con un altavoz de hilo que se introducía en los vehículos a través de una apertura mínima en la ventanilla", explica Carles Miralles, propietario del 'Autocine Drive In'. "Ahora el sistema se ha superado con el sonido estéreo dolby que funciona sintonizando un dial determinado", afirma Miralles.
Aunque tradicionalmente se ha visto como una opción para parejas, es también una alternativa para las familias porque "siempre hay un niño que no está calmado, pero en el autocine aunque llore o se duerma, no molesta", añade Miralles.
Una pantalla de cinco plantas
El cine de verano gana incluso al cine de las salas. Su máximo exponente es el Open Air, en Madrid. Desde las hamacas se puede disfrutar de una pantalla del tamaño de una pista de tenis y el sonido de última tecnología. Además del cine, se ha acondicionado un espacio para el ocio con restaurantes, bares y discoteca. La entrada, que incluye una consumición, cuesta 15 euros, así que conviene consultar las condiciones meteorológicas porque en caso de vientos superiores a 90 kilómetros por hora, la pantalla se recoge automáticamente.
Traemos la tradición de los cines de verano al estudio
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