Las víctimas de Nueva Rumasa

Tienen nombre, rostro y una historia a sus espaldas. Los afectados del conglomerado empresarial creado por José María Ruíz Mateos - inversores y trabajadores- cuentan su aventura, que comenzó como un sueño aparentemente rentable y que ahora se ha convertido en una pesadilla

"Si yo no pudiera satisfacer la obligación de los que confiaron en nosotros y careciera de fe, me pegaba el tiro", admitía José María Ruiz Mateos en una comparecencia mediática hace meses. Ha pasado el tiempo y la situación económica de sus empresas parece ser peor de lo que aquel día narró el empresario. Una de las que más han sufrido las consecuencias de la gestión es Clesa. El 31 de mayo se declaró en concurso con 1.112 millones de pasivo.

Según fuentes consultadas por la Cadena SER, ya se han producido conversaciones entre el comité de empresa y los administradores concursales para llevar a cabo un ERE extintivo que afectaría aproximadamente a 360 trabajadores de la planta de Madrid. Cada vez está más cerca el desenlace de lo que será el futuro de la láctea: los empleados percibirán hasta el 31 de julio el dinero del ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), pactado hace seis meses. Las cantidades oscilan entre 700 y 1300 euros.

Era una de las fábricas más importantes de España: producía leche, batidos, una gran variedad de postres y la horchata La Levantina. Ahora, como se puede comprobar en este video, se ha transformado en una planta abandonada. Los empleados se quejan de que Nueva Rumasa ha descapitalizado la láctea.

Por otra parte, los inversores continúan a la espera. El asunto ya está en manos de los tribunales. El 10 de mayo más de 60 representados por el despacho Martínez-Echevarría, Pérez y Ferrero Abogados presentaron querella contra Ruiz-Mateos.

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