¿Jugar a perder?
A menudo pensamos, que en esta vida, tan solo triunfan los especialistas, aquellos que son extremadamente buenos en un campo específico de nuestra sociedad, lo que por tanto se traduce en una exitosa carrera profesional. De modo que Ferrán Adrià en absoluto podría dedicarse a la política; que Rafael Nadal fracasaría como médico o que Pedro Duque (astronauta español) perdería el tiempo intentando ser un presentador de informativos de televisión. Evidentemente, algunos avispados recordarán que un portero del Real Madrid se convirtió en un icono mundial de la música, que un traductor portugués se transformo en pocos años en el entrenador de futbol mejor pagado en la actualidad o que un actor de westerns americanos puede llegar a ocupar el sillón del despacho oval de la Casa Blanca en los Estados Unidos, pero coincidiremos todos en que son excepciones
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Hace años, cuando completaba mi última etapa como entrenador de formación, un prestigioso Entrenador de Baloncesto, me sugirió invertir en Bolsa. Me hablaba de una empresa multinacional implantada en China y que era precursora en la instalación de pantallas de plasma de televisión en el país del sol naciente. Ahora, años después y viendo la evolución de los mercados asiáticos, parece fácil pensar que aquel planteamiento parecía más que acertado.
Dos motivos hicieron que no siguiera el consejo. El primero es que no tenía apenas dinero para las cantidades mínimas que él me sugería invertir. El segundo y más importante, es que nunca en la vida había hecho operaciones de tamaña magnitud y a pesar de haber estado en la Bolsa de Nueva York, e incluso en la de Barcelona, mi desconocimiento sobre temas bursátiles, era (y es) brutal. Ahí perdí quizá, la oportunidad de hacer la primera peseta (no existían los euros todavía), pero es que depositar una cantidad específica en algo casi intangible y tener que esperar casi una década para empezar a sacarle rendimiento, me asustaba.
Durante mi carrera como Entrenador, he tenido la suerte de jugar muchos Campeonatos de España, así como Competiciones Europeas, que solían organizarse en modo de doble liguilla, para posteriormente los dos mejores equipos de ambos grupos, cruzarse en unas semifinales, que dilucidirian a los dos últimos finalistas. Han sido varias las veces en las que alguno de mis ayudantes, directivos o familiares, no conociéndome mucho ("¿Un paso atrás? Ni para coger impulso!"), me sugería dejarnos perder alguno de estos últimos partidos, para evitar a este o aquel rival en el cruce, porque los veían más fáciles de vencer a unos que a otros.
Tras ver el Francia vs. España de ayer (y si un motivo de salud, que se nos escapa, lo justificara), el seleccionador Vincent Collet decidió reservar a Parker, a Noah, a Gelabale para que descansaran y así poder llegar mejor al temido cruce de cuartos, en los que ya no hay margen de error posible. O sea que, dicho de otra manera, a especulado en el partido de hoy, cuando llegaba invicto, para escoger a su próximo rival.
Nunca entendí este tipo de estratagemas, en las que das por más asequible a un equipo que a otro a estas alturas de campeonato. ¿Cómo entras en un vestuario y les dices a tus jugadores estrella que no jugaran, para así "dejarse perder" y optar a llegar más lejos? Es un contrasentido de por sí, al margen de que, no se que tipo de autoridad debe generarte frente a la plantilla que diriges. No deja de ser cierto que Serbia (o la antigua Yugoslavia) no dudaban en hacerlo y alguna vez con éxito.
En definitiva, no creo en estas cábalas, y espero, a pesar de tener amigos en ese equipo, que no triunfe la sinrazón de este despropósito, y queden eliminados a las primeras de cambio. No juguemos a adivinos, y centrémonos en lo que sí depende de nosotros como deportistas, que es competir para intentar ganar cada día. Salud.