El F.C. Barcelona tampoco remata la faena en la Champions

Otra vez le tocó sufrir al Barça. Solo tres días después de su primer pinchazo en la Liga, el de Anoeta, el equipo blaugrana debutó en esta edición de la Liga de Campeones con un gol en contra en el primer minuto

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Velocidad, potencia, definición... todo eso demostró Pato en la jugada que inauguró la Champions en Barcelona. Genial el autopase en el circulo central. Veloz la carrera con la que superó a todos los jugadores blaugranas. Impecable el tiro con el que batió a Valdés.

Fue el peor comienzo posible, pero el Barcelona encajó el tanto como los buenos boxeadores: con la intención de levantarse inmediatamente. Al fin y al cabo, era un golpe menor al recibido en San Sebastián, donde Guardiola reservó a algunas de sus estrellas. Lo hizo para que todas ellas estuvieran esta noche de Champions ante el Milan. Esta vez sí jugó Villa. E Iniesta. Y, por supuesto, Messi.

Por eso el equipo blaugrana no se volvió loco, sino que afrontó el revés con sus armas de siempre: buenas combinaciones entre Xavi, Iniesta y compañía, arrancadas por la derecha de Dani Alves, genialidades de Messi desde cualquier punto del campo...

Pato enseñó los boquetes del equipo blaugrana

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Todo apuntaba a que el Barcelona sería capaz de remontar este partido. Aunque para ello tenía antes que tapar el agujero que tenía en el centro del campo y la defensa cuando recibía Pato cerca de la medular. Hasta en cuatro ocasiones se plantó Pato frente al Víctor Valdés. Pero si unas veces le faltó definición, otras llegó Keita para rebañarle el balón cuando estaba a punto de inflarlo de veneno.

Tras un palo de Messi, tras una media chilena de Villa y en medio del cerrojazo milanés, llegó el gol del empate. La jugada la construyó Messi, rompiendo a la defensa del Milan hasta hacerse un hueco por la izquierda y centrando al segundo palo, donde un desdibujado Pedrito hizo lo mejor que se vio de él en todo el encuentro: empujar la pelota a la red.

Iniesta se rompió

Fue la mejor noticia para el Barça en una noche en la que no tardó en llegar la peor. Solo unos minutos antes del descanso Andrés Iniesta se tuvo que retirar lesionado. Rotura del bíceps femoral, como Alexis Sánchez. Malo para el Barça incluso en una temporada en la que ha construido un banquillo memorable.

Pero como el Barcelona de Guardiola es siempre fiel a su estilo, tampoco cambió de receta para gestionar la igualada sin Iniesta y convertirla en una victoria. Recurrió a lo mismo. Y a algunos disparos de Xavi desde la frontal del área, un arma espectacular pero a la que no recurre demasiado este equipo.

Después de dos avisos del cerebro del Barça y de la Selección, llegó el momento del 7 el equipo, David Villa. Falta en la frontal del área. Libre directo. Derechazo... y balón a la escuadra. Para recordar. Lo hará el guardameta Abbiati. Sin duda.

No habían pasado cinco minutos desde la reanudación y el Barcelona había culminado una remontada nada sencilla después del gol de Pato, del cerrojazo italiano y de la lesión de Messi. Por eso Guardiola decidió que se habían acabado las malas noticias e hizo saltar al campo a Puyol para que la afición blaugrana supiera que el capitán estaba de vuelta.

Pero a los italianos no les gustan las celebraciones, ni los pasillos, ni los homenajes. Y como el Barcelona no fue capaz de rematar el partido -como le ocurrió en Anoeta-, lo hicieron ellos. Concretamente, lo hizo Thiago Silva. En un saque de esquina a favor en el tiempo de descuento, la jugada con la que sueña todo técnico italiano. Lo lanzó Seedorf. Y lo remató Silva para estropear todas las buenas sensaciones que, salvo en el primer y el último minuto, había dejado el equipo de Guardiola. Por cierto, no fue córner.