El juego de Kaká señala el camino al Bernabéu

Desde el tramo final de la campaña anterior, Mourinho se empeñó en hacer un sitio al brasileño Kaká para que volviera a ser la figura que fue antes de su lesión. Sabía el portugués que la entrada del brasileño le daba más opciones a su equipo en ataque a pesar de que creaba un conflicto en la confección del once, ya que la naturaleza del fútbol dictaba que el que se debía quedar en el banco era Özil.

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Mourinho quiso desafiar una vez más a las leyes de esa naturaleza sacando ante el Ajax al brasileño y al alemán en la misma formación. El sacrificado en esta ocasión fue el argentino Di María.

Y el invento funcionó: Kaká participó en la contra con la que el Real Madrid abrió el partido, marcó el segundo e hizo la asistencia para el tercero, obra de Benzema. Incluso se le pudo pitar un penalti, pero el colegiado Clattenburg se equivocó al no hacerlo. Y pudo hasta hacer el segundo a falta de 25 minutos para el final del encuentro...

Kaká dio mucha fluidez al juego del Madrid, pero este juego tardó en aparecer porque Frank De Boer se propuso comparecer en el Berbabéu con la intención de quitarle la pelota al Real Madrid. Lo consiguió durante mucho tiempo. Y no tocó por tocar, sino que creó ocasiones. Casillas le hizo un paradón a Eriksen, Sightorsson lanzó por encima del marco del Madrid y De Jong intentó la vaselina al arquero blanco.

El doble mediocentro blindado formado por Xabi Alonso y Khedira tocaba poco y contenía menos. El centro del campo del Ajax era el dueño de la situación. Quizá por eso Mourinho recurrió a otra fórmula: la del contragolpe. Y con qué contragolpe abrió el marcador el Real Madrid. Con cuatro toques vertiginosos. Kaká, Özil, Benzema, Cristiano y gol. En un abrir y cerrar de ojos el equipo de Mourinho asestó un golpe mortal al Ajax.

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Una sentencia tan rápida como las contras del Madrid

No habían pasado 30 minutos del comienzo del partido. Y cuando se habían cumplico los 40, el Madrid sentenció en una jugada parecida. Esta vez la gloria se la llevó Kaká, perfecto en la definición, porque era su noche. Pero esta no terminó hasta que el brasileño dio por concluida su actuación con la asistencia que permitió a Benzema hacer el tercero del Real Madrid. Bien en la definición. Mejor, sobre todo, que en los primeros compañes del encuentro, cuando un remate se marchó a la derecha del guardameta Vermeer cuando el gol parecía lo más fácil.

No dio mucho más de sí el encuentro, que los holandeses dieron por finalizado antes de tiempo. Porque después de encajar el segundo gol no mostró demasiados síntomas de reacción. Solo un par de ocasiones que se resolvieron a mayor gloria de Varane -preciso al rebañar el balón al atacante holandés- y de Iker Casillas, que voló como tantas veces para despejar un remate a bocajarro de Vertoghen.

El Real Madrid no solo ganó tres puntos ante el Ajax. También despejó las dudas mostradas en el arranque de la Champions ante el Dinamo de Zagreb y en la Liga a pesar de la última victoria ante el Rayo Vallecano. Y, sobre todo, terminó de ganarse a un Kaká agradecido con todas las oportunidades que Mournho le ha ofrecido para volver a ser ese futbolista temible cuando se asoma al área contraria.