'Ecco la carta'

Trichet y Draghi consideraron insuficientes los ajustes financieros del ejecutivo de Roma el pasado 5 de agosto

El Banco Central Europeo exigió medidas económicas urgentes e inmediatas al gobierno de Berlusconi para apoyar a Italia en el mercado de la deuda. El ejecutivo tuvo que suspender sus vacaciones y el Parlamento reabrió sus puertas en pleno agosto para aprobar apresuradamente la enésima reforma económica. Con tan escasa habilidad que en septiembre tuvo que reajustar la 'reforma de la reforma'. El escándalo fue notorio. Era un secreto a voces que la carta se redactó en Roma y que estaba firmada por un italiano, Mario Draghi, presidente de Banca Central del país transalpino y futuro sucesor del Jean-Claude Trichet en la presidencia del BCE.

Entre las exigencias de Draghi y Trichet destaca la reforma constitucional para incluir el límite de déficit, algo que todavía sigue en trámite en Italia. Y acciones encaminadas a reactivar el crecimiento, que todavía siguen pendientes de discusión casi dos meses después. En consecuencia la prima de riesgo de los bonos italianos, en las últimas subastas quincenales ha bailado entorno a los 400 puntos, superando con creces a la española. Y el déficit público ha seguido la tendencia alcista, superando el 3,2 por ciento del PIB a finales del primer semestre de 2011, con un aumento del 0,7 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.

El primer ministro Berlusconi, en una encrucijada judicial sin precedentes con 6 procesos en curso en los que aparece como imputado, culpa de su vía crucis a los jueces, a la prensa, a la coyuntura internacional, a la oposición, a los sindicatos y a la patronal. Y seguramente a Mario Draghi a quien apoyó en sustitución del anterior gobernador, su viejo amigo y todopoderoso Antonio Fazio, obligado a dimitir en el 2005 por corrupción y actualmente condenado en segundo grado a 4 años de reclusión.