¿Qué retos económicos tendrá que afrontar el nuevo gobierno?
El paro ha sido la mayor angustia de Zapatero y Rajoy lo hereda como principal problema
Desempleo, déficit y reestructuración financiera. Tres conceptos que martillearán la cabeza del nuevo Presidente del Gobierno y que el nuevo Ejecutivo deberá abordar desde el próximo Consejo de Ministros. Los mercados no dan tregua. Hay que recuperar la confianza. La tarea no es fácil.
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El primer quebradero de cabeza al que tendrá que hacer frente el nuevo gobierno será, sin duda, la creación de empleo. Especialmente entre los jóvenes, cuya tasa de paro supera el 40%, el doble que la media. Habrá que ver si Mariano Rajoy se atreve a poner en marcha esa idea que la patronal CEOE ha puesto sobre la mesa, los llamados "miniempleos", con sueldos máximos de alrededor de 400 euros. Quizás los incluya en esa reforma laboral anunciada, con o sin acuerdo entre sindicatos y patronal.
La alta tasa de desempleo (21,5% en el tercer trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística), que amenaza con seguir creciendo, tiene varias consecuencias. La primera es que supone una enorme factura por el pago de prestaciones y subsidios. Además, implica que se reduce el consumo, con lo que descienden los ingresos de las arcas públicas. Hay que tener en cuenta que nueve de cada diez euros que ingresa el Estado llegan a través de los impuestos. Un alto desempleo tiene otra consecuencia indeseada, en un país con tantos propietarios de vivienda: la morosidad se dispara. Ya está por encima del 7%.
Un déficit del 4,4% para 2012
El déficit será otro de los caballos de batalla del nuevo ministro de Economía. La previsión - ratificada el pasado martes por el gobierno en funciones - es que el año 2011 se cierre con agujero de las arcas públicas equivalente al 6% del PIB. Incluso si esa previsión se cumple, algo que muchos descartan, en 2012 el déficit deberá ser del 4,4% del PIB. Mariano Rajoy ya ha cuantificado lo que eso supone: un recorte de 16.500 millones de euros. A pesar de todo, el Estado central ha ido cumpliendo hasta ahora (congelación de las pensiones, rebaja del sueldo de los funcionarios y subidas de impuestos como el IVA mediante) sus objetivos de recorte del déficit. No así las comunidades autónomas, de las que dependen las dos partidas más sensibles y que más gasto exigen: sanidad y educación. Para someterse a la disciplina fiscal, las autonomías deberán recortar aún más si gasto. Y si los ajustes ya aplicados han supuesto despidos, el futuro no pinta mejor.
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó en los balances de la banca un tremendo empacho de ladrillo, que aún intentan digerir. A pesar de la reestructuración del sector, con la reducción de entidades y la transformación de las cajas de ahorros en bancos, el crédito sigue sin fluir (aunque las entidades dicen que lo que pasa es que nadie se lo pide). No hay préstamos ni para que las familias consuman (más paro) ni para que las empresas inviertan (más paro). Rajoy quiere resolver este rompecabezas en la primera mitad del año.