El F.C. Barcelona de Guardiola vuelve a poner el mundo a sus pies

El Santos fue solo la víctima que el destino llevó a Yokohama para que fuera sacrificada en el altar del F.C. Barcelona. Fuera quien fuera el rival que tuviera enfrente, estaba destinado a caer ante el mejor equipo del mundo, que esta vez se confió a todos los 'jugones' de su plantilla y salió de inicio con Xavi, Thiago, Iniesta, Cesc y Messi.

Ampliar

Cerrar

Lloró Guardiola el día que se convirtió en campeón del mundo de clubes por primera vez. Era el 19 de diciembre de 2009. Y este 18 de diciembre de 2011 tuvo razones para volver a hacerlo, ya que su equipo no solo volvió a conseguir el título sino que demostró al mundo -una vez más- que no hay ningún grupo capaz de hacer lo que hacen los azulgranas cuando pisan un terreno de juego.

Para lograr su decimotercer título, Guardiola se entregó a los 'jugones' de su plantilla. Además, de los once que salieron al campo, nueve de ellos son fruto de La Masía, auténtica artífice de lo que enseña el Barcelona en cada partido y en cada entorchado. La mayoría estaban en Mestalla el 13 de mayo de 2009 ganando el primer título de la era Guardiola: la Copa del Rey frente al Athletic. Aquel día estaban Valdés (en el banquillo), Pinto (como titular), Piqué, Puyol, Busquets, Xavi y Pedro, que salió al final del encuentro...

Y con la lección aprendida desde hace tanto tiempo, el Barça no quiso inventarse nada nuevo ante el Santos de Neymar en la final del Mundialito. Desde el comienzo se instaló en la frontal del área del equipo brasileño con combinaciones que unas veces se estrellaban en la poblada defensa del Santos y otras acababan en penaltis no pitados, como el que se pudo conceder por la falta a Thiago cuando apenas se habían disputado siete minutos.

No pudo hacer demasiado el Santos antes de que viera cómo el marcador se le ponía en contra. Apenas un lanzamiento de falta de Ganso que se fue a la izquierda de un Víctor Valdés al que no le entró temblor alguno por el disparo. A partir de ahí, el recital del Barcelona se concretó en goles.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Xavi no se cansa de dar pases de gol a Messi

El primero fue para Leo Messi. El argentino estuvo genial en la definición, picando la pelota con mucha calidad ante el guardameta Rafael, pero solo lo hizo para estar a la altura del pase de Xavi, que lo vio incrustarse en el área y le entregó una de esas pelotas que son tres cuartas partes de gol.

Y para completar la genialidad, Xavi hizo el segundo tanto de la mañana. Su socio fue esta vez Dani Alves. Buen pase al punto de penalti, ese lugar al que cuando se asoman los Xavi, Iniesta o Cesc es gol seguro. Le tocó en esta ocasión al primero y aunque parecía que el balón se le quedaba un poco atrás remató raso para hacer el segundo tanto y dejar la final sentenciada.

Lo entendió el Santos, que no obligó a Víctor Valdés a hacer la primera parada hasta que casi se había cumplido media hora de partido. El autor de la ocasión para los brasileños fue Borges, ya que de Neymar no hubo noticias en casi toda la primera mitad.

Acoso y derribo a la portería del Santos

Y para ratificar que el Barcelona no estaba dispuesto a aceptar más sustos, marcó el tercero. Toda una demostración de cómo se puede acosar y derribar una portería. Marcó Cesc Fàbregas con más voluntad que brillantez, pero antes habían tocado la pelota en el área Xavi, Iniesta, Alves y Messi.

Quizá tuvo que estar el partido sentenciado para que el Santos y Neymar ofrecieran algo a la grada japonesa. No fue demasiado. Sin embargo, la estrella emergente remató de cabeza nada más reanudarse el encuentro. Su balón se fue por encima del marco de Valdés. Y luego tuvo otro mano a mano ante el guardameta de L'Hospitalet, pero Valdés volvió a marcar la diferencia.

Y quizá para evitar malos entendidos después de que en casi toda la segunda mitad el Barcelona no hiciera un juego tan elevado como en el de la primera mitad se volvieron a aparecer Alves y Messi. La cabalgada del brasileño acabó en un pase raso a Messi casi en el punto de penalti. Tenía delante al portero del Santos, que soñará muchas noches con el regate del argentino, y lo batió como solo él sabe hacer.