2011: El balonmano español se abona al bronce

El regreso de la selección masculina al podio de una gran competición internacional, tras colgarse el bronce en el Mundial de Suecia, dio el pistoletazo de salida a un gran año para el balonmano español, que se cerró con el bronce histórico que el equipo nacional femenino conquistó en el Mundial de Brasil.

A los éxitos internacionales de los combinados nacionales tanto masculino como femenino hay que añadir la disputa de una final íntegramente española de la Liga de Campeones, que coronó al Barcelona Intersport como nuevo rey de Europa tras derrotar al Ciudad Real.

El conjunto azulgrana también se alzó con el título liguero por delante del Ciudad Real, al que la crisis económica obligó a emigrar a la capital de España para convertirse en la base del renacido Atlético de Madrid, toda una leyenda del balonmano nacional, que regresó a las pistas diecisiete años después de su desaparición.

Este retorno ha servido para revitalizar una Liga ASOBAL herida por los problemas económicos que acucian a muchos de sus integrantes, como demostró el récord de asistencia establecido por el conjunto rojiblanco en el encuentro liguero con el Barcelona, que reunió a 12.743 espectadores en Vistalegre.

Esta maltrecha economía, curiosamente, ha permitido la irrupción en el campeonato nacional de futuras estrellas como Pablo Cacheda, Juan José Fernández o Ferrán Solé, integrantes de la selección española juvenil que se proclamó subcampeona del Mundo el pasado mes de agosto en Argentina.

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Una inmejorable noticia para el equipo nacional, que tras dos años apartado del podio en Mundiales y Europeos, recuperó su puesto entre la elite con el bronce que conquistó en el Mundial de Suecia tras imponerse por 23-24 a los anfitriones en la final de consolación. Esa medalla recompensa el intenso trabajo de la selección desde que se viera apartada abruptamente de los primeros puestos del escalafón internacional, con la mediocre decimotercera plaza en el Campeonato del Mundo disputado en 2009 en Croacia.

Este nefasto recuerdo ha actuado como motor de un equipo nacional, que cerró su participación en la cita sueca con una sola derrota, la encajada ante Dinamarca en las semifinales, en un encuentro en el que España pagó el gris partido de la, a priori, mejor línea de la selección, la portería. Bronce que permitió, además, asegurar al equipo español un puesto en el preolímpico, último paso previo antes de los Juegos de Londres, el gran objetivo de los de Valero Rivera, que evidenciaron su voluntad de permanecer en la elite con su triunfo en la Supercopa de Naciones, uno de los torneos amistosos más prestigiosos del panorama internacional.

Estos logros tuvieron su continuidad a nivel del clubes con la presencia del Barcelona y el Ciudad Real en la final de la Liga de Campeones, tras derrotar al Rhein-Neckar Lowen y el Hamburgo en el gran templo del balonmano alemán, el impresionante Lanxess Arena, sede la Final a Cuatro de Colonia. La final se decantó por 27-24 del lado del conjunto azulgrana, gracias a la excepcional actuación del portero bosnio Danjel Saric, que lideró al Barcelona en la conquista de su octavo título de campeón de Europa.

Corona que también rozó en la categoría femenina el Itxako Navarra, que vio cómo se le escapaba por tan sólo un gol (47-46) la gran final de la Liga de Campeones, tras caer en la ida por 23-21 en la pista del Larvik noruega, e imponerse por un insuficiente 25-24 una semana más tarde en casa. El equipo navarro conforma el esqueleto de una selección española, que entró en la historia, tras lograr la primera medalla del balonmano femenino en un Mundial, al arrebatar a Dinamarca (18-24) un bronce, que permite además a las de Jorge Dueñas ser las anfitrionas de uno de los torneos preolímpicos que cerrarán la clasificación para Londres.