Josep Guardiola Sala, técnico del FC Barcelona, nunca ha sido entrenador de egos ni de palabras en exceso. Cuando asumía la dirección técnica del club en el 2008 así lo avisaba: «No toleraré que un futbolista se anteponga al grupo», sentenciaba. Años antes Guardiola ya se había convertido en Pep y el hombre en mito. Josep Guardiola Sala nació en Santpedor, el 18 de enero de 1971. Defendió los colores del Gimnastic de Tarragona antes de incorporarse al FC Barcelona en 1984, club con el que jugó en todas las categorías inferiores. A partir de 1991, Johan Cruyff lo incorporó como medio centro del primer equipo. En poco tiempo ese chico de físico enclenque se ganaría un hueco como «director de orquesta» del Dream Team gracias a su excelente toque de balón y su condición táctica. Jugaría 472 partidos y obtendría 19 títulos con el club. También como futbolista, ganaría con la selección la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 con España. Su primer banquillo, desde junio de 2007, fue el del FC Barcelona B (al que ascendió a Segunda B), haciéndose cargo de la primera plantilla blaugrana en junio de 2008. Llegó y firmó un triple histórico. En la campaña 2010-2011 sumaba cinco títulos más: la Liga, la Liga de Campeones, las Supercopas de España y de Europa y el Mundial del Clubes. Guardiola no concede entrevistas individuales y siempre ha alejado de la nube mediática a su mujer, Cristina Serra, y sus hijos. Amante del golf y la moda, incluso llegó a desfilar para el diseñador Antonio Miró. En su entorno le describen como un hombre obsesivo, exigente e inteligente. Sobre el campo se le adivina meticuloso y nervioso. Es el perfil de un entrenador que admira a Menotti y Bielsa. Éste último decía del mismo: El Barça de Guardiola es especial no por los números maravillosos que ofrece, ni tampoco por el esquema táctico que propone. Lo más señalado es que emite mensajes de mayor consistencia, especialmente por la manera con que ha decidido atacar y defender. Sus modos son en este sentido novedosos.