Reino Unido reconoce el derecho a morir de un enfermo con 'Síndrome de cautiverio'
La enfermedad permite conservar la mente en buenas condiciones, pero el enfermo no puede mover ninguna parte de su cuerpo
A principios de 2012, un grupo de expertos pidió al gobierno británico la modificación de la legislación para que los enfermos terminales puedan optar a una muerte asistida. Actualmente se aplican penas de hasta 14 años de cárcel para quienes les ayuden.
Tony Nicklinson tiene 58 años y lleva seis años padeciendo el 'Síndrome de cautiverio' que le impide usar brazos y piernas, así como articular palabra. El enfermo únicamente conserva la conciencia, la visión, la audición y la respiración, de forma que sólo puede comunicarse con movimientos oculares sobre un teclado con letras.
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Una sentencia del Tribunal Supremo británico ha otorgado a Tony el derecho a continuar con su 'derecho a morir'. El fallo del juez concluye que dispondrá una audiencia completa para explicar su caso, en la que buscará la protección legal de cualquier médico que le ayude a terminar con su vida.
A raíz de la decisión del juez, Jane, la esposa de Nicklinson, ha leído una declaración del enfermo en la BBC, donde afirma que está encantado de que "se traten los temas sobre la muerte asistida en los tribunales, ya que los foros de debate no pueden ignorar uno de los temas más importantes que enfrente la sociedad hoy en día".
El enfermo, que siente no puede hablar, comunicó que su vida era "aburrida y miserable, humillante, indigna e intolerable", y que incluso le era imposible acabar con su propia vida.
No es el primer caso que reabre el debate sobre la eutanasia en Reino Unido. En 2004, el Tribunal Supremo falló a favor de retirar la alimentación artificial de un paciente de 43 años en fase terminal de una enfermedad degenerativa.