Supresión de empresas públicas: Vender humo

Con alguna excepción, las empresas que hoy se suprimen son pequeñas y carentes de actividad, y por ello ya estaban en fase de liquidación. O se trata de fusiones o absorciones por otras sociedades estatales con las que de hecho estaban integradas. También hay compañías, en general pequeñas, que se han puesto a la venta. Algo que en algunos casos ya se ha intentado sin éxito, porque no todo lo que se quiere vender se consigue a un precio razonable y menos en tiempos de crisis. El tan traído recorte del sector empresarial del Estado, de momento se ha quedado en eso. Es un recorte que la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría cuantificaba en un millón de euros, que en total se llevan 145 consejeros por asistir a consejos de administración que de poco a nada sirven.

Hay que tener en cuenta que casi todas son empresas que dependen de otras. Por término medio esos consejeros se llavan al año 7.000 euros. No salen las cifras astronómicas que se esperan. Pero no deja de ser un dinero innecesariamente gastado. La vicepresidenta argumentaba hoy que poquito a poquito se consigue algo, pero para el volumen total del Estado, poquitos de ese tamaño tendrían que acometerse por miles para que de verdad tuviesen entidad. Y no sé si quedan miles de Consejos de Ministros en esta legislatura para cada poquito. Lo demás es humo.