La Policía libera en Utrera a ocho mujeres explotadas sexualmente y detiene a ocho personas
Las mujeres habían sido captadas por la red en Rumanía. Los miembros de la red las obligaban a prostituirse en la calle, en condiciones precarias y poniendo en riesgo sus vidas
La Policía Nacional ha liberado en Utrera (Sevilla) a ocho mujeres que estaban siendo explotadas sexualmente por una red criminal dedicada a la trata de seres humanos que operaba en la provincia de Sevilla y que estaba afincada en Utrera. La detención de los ocho miembros de esta organización delictiva, siete ciudadanos rumanos y otro español, ha permitido la desarticulación de la misma.
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Los agentes del Grupo III de la UCRIF de Sevilla tuvieron conocimiento, por investigaciones relacionadas con la lucha contra las redes de inmigración, de la existencia de un grupo organizado dedicado a la explotación sexual en la vía pública de mujeres de nacionalidad rumana, según ha informado el Cuerpo Nacional de Policía en un comunicado de prensa.
Los investigadores pudieron comprobar que las mujeres ejercían la prostitución durante horas ininterrumpidas en condiciones precarias, a la intemperie, y poniendo en riesgo sus vidas, ya que el lugar donde prestaban sus servicios se localizaba en el tramo de una concurrida y peligrosa carretera que une los municipios sevillanos de Dos Hermanas y Los Palacios.
Fruto de esas primeras observaciones, los agentes advirtieron del férreo control al que las mujeres eran sometidas, ya que eran controladas por algunos de los proxenetas de manera continuada, tanto de forma presencial como a través de constantes llamadas telefónicas para vigilar sus movimientos. Estas labores de control eran ejercidas de forma especializada hasta por un total de cinco miembros de esta organización, quienes se repartían las mujeres para mantener un control más directo sobre ellas.
Igualmente, otros dos miembros del grupo criminal, el considerado como cerebro del mismo y la que hacía las funciones de ''madame'', se encargaban de realizar pasadas periódicas mientras las mujeres se encontraban ejerciendo la prostitución para recaudar los beneficios que estas obtenían de los clientes.
Una vez que finalizaba la jornada, las víctimas eran trasladadas a una finca cercana que la organización tenía alquilada en la localidad de Utrera, función de la que se encargaba el único español integrante del grupo, cobrándole a los mujeres mediante favores sexuales que les obligaba a proporcionarle.
Los agentes, tras identificar a todos los integrantes del grupo criminal, dispusieron un dispositivo en torno al lugar donde las prostitutas ejercían la prostitución y se procedió a la detención de todos sus miembros, un total de ocho personas.
RED JERARQUIZADA
Los integrantes de este grupo delictivo estaban fuertemente organizados y trabajaban toda la cadena de explotación sexual de mujeres, desde la captación en el país de origen hasta la gestión de las ganancias que se obtenían con este ilícito negocio.
Las víctimas respondían a un perfil claro. Mujeres de 18 a 30 años de escaso nivel cultural, residentes en zonas rurales de Rumania donde la situación precaria en la que viven las coloca como un blanco fácil para estas mafias que las engañan ofreciéndoles falsos contratos de trabajo en España.
La organización se encargaba del traslado de las mujeres realizando largas rutas en autobús hasta llegar a España, donde eran informadas por parte de los miembros de la organización de que no existe tal oferta de trabajo pero que, no obstante, han contraído una deuda en concepto del viaje a España que deben pagar ejerciendo la prostitución.
Comenzaba entonces una constante presión por parte de los proxenetas para que las mujeres acabasen prostituyéndose en las condiciones que estos les exigen sin dudar en ejercer sobre ellas o sobre sus familiares amenazas y coacciones. Una vez que las mujeres eran conscientes de que su situación era irremediable, cedían a las pretensiones de sus captores y comenzaba la última fase, consistente en la explotación sexual.