El Barcelona supera al Mallorca y a las adversidades

El Barcelona cada vez tiene menos centrales y defensas específicos en la plantilla. La ausencia de Alves volvía a sembrar de dudas el ya de por sí voluble sistema defensivo del Barça. Guardiola, como casi siempre que tiene que tomar una decisión, optó por la más valiente. Defensa de tres con Puyol en el lateral izquierdo

Pep ponía por tanto sólo a dos defensas, enviando un mensaje claro de que la liga imposible pasaba por Palma. El Mallorca por su parte saltó al jaspeado césped del Íberostar con la fogosidad que caracteriza a la hoja de ruta de Caparrós. Chori Castro y Pereira exprimieron en los primeros minutos los muchos espacios que dejaba la zaga blaugrana.

La posesión del balón pertenecía al Barcelona, algo lógico si se tiene en cuenta que sobre el campo coincidían en la medular Cesc, Iniesta, Busquets, Thiago y Mascherano que, aunque de central, participaba en las circulaciones. Así nació la primera ocasión de Messi, que de tal presión robó un balón y encaró a Aouate, el balón picado se topó con la cara del guardameta y acabó en córner.

El argentino jugó más de mediapunta que nunca, con Alexis y Pedro más adelantados y abiertos para buscar la segunda jugada. El Barça intercalaba posesiones largas con sufridas defensas a contraataques de los bermellones. La defensa tan adelantada generaba una presión adecuada, pero también presentaba unos riesgos altos cuando los extremos de Caparrós agarraban el balón.

Sin embargo el Barcelona atraviesa una fase de la temporada en la que entre Messi y la inercia ganadora casi todo sale. Una falta lateral fue centrada por el argentino con rosca, botó en el área, se envenenó y acabó dentro de la portería. Es difícil saber si Alexis llegó a tocarla, pero en cualquier caso habría sido gol igual. 0-1 y la diferencia con el líder se reducía a tres puntos de forma momentánea. La liga imposible de Guardiola parece cada vez más paradójica.

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El Barça no entiende de histerismo arbitral

El partido del Íberostar pudo estar escrito por el mismo guionista que el del miércoles en Villarreal. El árbitro se erigió en protagonista cuando expulsó a Thiago por una mano inexistente. Con diez y fuera de casa, el segundo de la Liga permaneció impasible. Jugó con tranquilidad, su banquillo no atosigó al cuarto árbitro y aguantó las embestidas del Mallorca.

Entró Montoya para apuntalar la defensa y el Barcelona empezó a sentirse más cómodo. Caparrós decidió meter a Nsue y Tomer en el campo e hizo temblar al Barça con balones laterales. Era ahora el Barça el que contraatacaba. Y en una de esas llegó el segundo tanto. Messi disparó al poste y Piqué, en una incorporación se aprovechó del rechace para sentenciar y darse un acicate moral en una temporada en la que está siendo discutido.

Luego saltó Tello y dejó alguna de sus galopadas que pudieron suponer algún gol más, pero el partido ya estaba somnoliento. El Barça va en serio, y si el fútbol es un estado de ánimo, el suyo es más tranquilo y sosegado que el de su rival por el título, incluso habiendo vivido situaciones parecidas.

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