El plan de Arenas: presentarse a la reelección del PP de Andalucía y pilotar la transición

En Andalucía dan por hecho que Arenas saldrá reelegido porque ganó las elecciones aunque no pudo gobernar, su liderazgo es indiscutible en la formación regional y, además, todo el mundo sabe que no se va a volver a presentar a la próxima convocatoria para presidir la Junta.

En el PP todos hablan de la vuelta de Javier Arenas a Génova. Pero el dirigente popular ahora mismo está pensando en afrontar el congreso regional de su partido. Todavía no tiene decidido si lo convocará para julio o ya para septiembre. Pero su plan, confirman fuentes de su entorno, es presentarse a la reelección. De ese modo podrá pilotar con tranquilidad la sucesión.

Los que le rodean están seguros de que no habrá ningún problema para que repita. Aunque no ha podido gobernar, él ganó las elecciones en Andalucía y su liderazgo es tan fuerte que nadie lo va a cuestionar. Además, saben que él no volverá a presentarse a las próximas elecciones y que se dedicará a buscar un candidato para la siguiente convocatoria a la Junta. Queda tiempo pero ya han empezado a circular dos nombres: el del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y el de la ministra de Empleo, Fátima Báñez.

El jueves se barajó la posibilidad de que Arenas, vicesecretario general de Política Territorial, pudiera asumir más peso en el organigrama. Él lo descartó. También lo hizo la secretaria general, María Dolores de Cospedal, con quien mantiene una tensa relación. Dentro del partido reconocen que no se pueden hacer grandes cambios de estructura cuando hace tan sólo tres meses se celebró un Congreso en Sevilla. "Sería el reconocimiento de un fracaso", explican.

A pesar de ello, dentro del Gobierno hay varias personas a las que les gustaría ver a Arenas asumiendo más funciones y creen que sería la figura perfecta para que el partido y Ejecutivo coordinaran sus mensajes. Pero admiten que no va a ser tan fácil: "Una cosa es lo que muchos deseamos y otra, lo que tenemos". Además, si Arenas desembarcara ahora en Génova se encontraría rodeado por el equipo diseñado por Cospedal.

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Entre los populares se han disparado las especulaciones. Para algunos cargos, la solución perfecta sería que Rajoy contara con Arenas para su Consejo de Ministros. Para otros, se podría llevar a Cospedal y tratar de compensar así fuerzas. Hay quien cuenta que ella quiere dar ese salto desde hace tiempo. Pero, en cualquiera de los dos casos, no se espera una crisis de Gobierno. El presidente no tiene la cabeza para estos temas. Está centrado en la crisis económica y en las reformas.

Es curioso que de los sucesores de Aznar, ya solo quede uno en el tablero de juego junto al elegido. Arenas es una de las mayores personas de confianza de Rajoy. El jefe del Ejecutivo lo considera uno de sus amigos y uno de sus principales asesores. Además, es el único de la "vieja guardia" con quien mantiene buena sintonía. A su compañero Jaime Mayor Oreja, lo mandó lejos, de portavoz en Bruselas. Y a Rodrigo Rato, lo ha forzado a dejar Bankia esta misma semana.

Han sido muchos los que han ido cayendo por este sistema. No hay que olvidar que el ex presidente de la Comunidad valenciana, Francisco Camps, terminó dimitiendo el 20 de julio de 2011 por el caso de los trajes. Dos años antes lo había hecho el tesorero del PP, Luis Bárcenas, por su implicación en el caso Gürtel. Francisco Álvarez Cascos se fue del partido que había sido su vida dando un portazo, harto de esperar a que el líder conservador decidiera nombrarle candidato por Asturias. La persona que condujo Baleares entre 2003 y 2007, Jaume Matas, renunció a su acta de afiliación por el caso Palma Arena.

Es el método de Rajoy. Un estilo propio que se caracteriza por no pedir directamente las cosas sino por exponer simplemente la situación, hacer comprender la gravedad de la cuestión, y dejar que sea el otro quien decida qué es lo mejor. A veces, recurre a algún intermediario para insistir. El presidente se servía mucho de este sistema durante su etapa en la oposición. Pero ahora hay un lujo que ya no se puede permitir: dejar que pase el tiempo y que, con eso, se vayan resolviendo los problemas.

Al jefe del Ejecutivo se le preguntó directamente en Oporto, a donde acudió para participar en la XXV Cumbre entre España y Portugal, qué le había parecido la marcha de Rato. No respondió. Y eso que hablaron en varias ocasiones. Los detalles de su conversación no se conocerán por él. Su máxima es no comentar el contenido de las reuniones privadas. Así que siempre faltará una versión de los hechos.