El café disminuye el riesgo de muerte
Los consumidores de tres tazas de café diarias tienen menos posibilidades de morir por enfermedades cardíacas y respiratorias
El consumo de al menos tres tazas de café diarias, con cafeína o descafeinado, podría reducir el riesgo de muerte en un 10 %, según un estudio difundido hoy por el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos. Hasta ahora se pensaba lo contrario, pero la razón reside en que la mayoría de consumidores de café lo es también de tabaco, la verdadera causa de fallecimiento.
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Un estudio realizado entre más de 400.000 hombres y mujeres de entre 50 y 71 años (se ha excluído de la muestra a personas con cáncer o enfermedades cardíacas), ha encontrado una relación entre el café y el riesgo de muerte, que aumenta según la cantidad consumida de esta bebida. Pero no para mal, sino todo lo contrario.
Los consumidores de café, según el estudio del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, que publica hoy la revista The New England Journey of Medicine, tienen menos posibilidades de morir por enfermedades cardiacas, respiratorias, ataques cerebrales, lesiones, diabetes e infecciones. Un 10% disminuye el riesgo de muerte si se consumen tres tazas de café al día.
No obstante, los investigadores advierten de que no pueden estar seguros de si estas asociaciones significan que tomar café realmente hace que la gente viva más tiempo. De hecho, el café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo, con permiso de Coca-Cola, y si las conclusiones de este estudio fueran eso, concluyentes, los norteamericanos vivirían más, o tendrían un riesgo de muerte inferior al del resto de mundanos, ya que son, quizás, los que más cafeína consumen (aunque quizás sea por ese café "aguado" que toman a todas horas).
"Aunque no podemos inferir una relación causal entre tomar café y un riesgo menor de muerte", estos resultados "nos proporcionan un poco de seguridad al decir que tomar café no afecta negativamente la salud", asegura el investigador Neal D. Freedman, autor principal de este estudio. Su equipo insiste en que su estudio no refleja patrones de consumo a largo plazo y tampoco tienen información sobre cómo se preparó el café (filtrado, expreso o hervido), algo que consideran que puede afectar por las concentraciones de algunos componentes protectores en el café.