Más de un millón de españoles vive conectado a una pantalla

Se han roto las reglas del juego. Incluso Unicef ha alertado de que muchos niños creen que las redes sociales son una extensión de su personalidad y que no imaginan la vida sin ellas. "Mi hermano tiene 14 años y ya tiene Facebook, Twitter para seguir a los famosos y Tuenti. Yo, (con 19), no imagino mi vida sin mi Blackberry. Desde que la tengo estoy permanentemente conectada. Reconozco que me distraen y no estoy al cien por cien ni siquiera viendo la tele o hablando con los amigos". Marta confiesa que su vida real no la vive al cien por cien.

Los psicólogos hablan de que las pantallas rompen parejas "cada uno tiene su portátil y en el mismo cuarto uno juega en una pantalla mientras el otro chatea, comen twitteando uno frente al otro o el padre hace los deberes con su hijo con el móvil al lado", comenta Ángel Turbi.

Las matemáticas son claras. Nuestra pasión por lo que no se puede tocar, arrincona el sentido común "Estamos hablando de que se vende 800.000 tractores virtuales al día. Sorprende mucho que la gente se compre un tractor virtual. Sorprende mucho que el perfil mayoritario del usuario sean mujeres con profesiones liberales del entorno de los 40 años a las que les sorprende a las tres de la mañana jugando en una granja virtual en la que llegan a poner hasta ovnis".

Todo ello alimentado por la tarifa plana que neutraliza las alarmas que pudieran encenderse alrededor y evita medirse. Según un estudio reciente, los españoles somos mucho más activos que los europeos en las actividades sociales a través de Internet, siete puntos de ventaja les llevamos, que quizá tengan que ver con estas dos reflexiones: la primera es una imagen que se repite: viajamos en un autobús, suena un móvil, sabemos que no es el nuestro pero todos lo miramos. La segunda es una pregunta: ¿contaría lo que cuelga en la red a un desconocido que pasara por su lado?