Yak-42, la mayor tragedia de las misiones de paz
Nueve años después siguen sin esclarecerse las circunstancias del accidente aéreo en el que murieron 62 militares españoles.
Madrid
Las empresas y tres militares fueron condenados pero las familias de los fallecidos no han renunciado a esclarecer si hubo irregularidades en la contratación del avión por parte del ministerio de Defensa.
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El 26 de mayo de 2003, de madrugada, un avión ucraniano Yakolev 42 se estrelló contra las costas turcas del Mar Negro con 62 militares españoles a bordo. Todos murieron. Fue la mayor tragedia sufrida por el ejército español en sus misiones de paz. Pero aún fue peor cuando se conocieron las penosas condiciones en que viajaban y el desastroso estado del aparato. El ministro de Defensa, Federico Trillo, justificó el accidente por el mal tiempo alegando "las circunstancias meteorológicas, fortísimas, de tormenta y de niebla".
Fue una tormenta que no existió nunca y que fué la primera explicación falsa del ministro, que recortó las horas reales de vuelo, ignoró el cansancio de los pilotos, aseguró que jamás había habido quejas sobre el aparato y elogió el estado del Yak-42. Sin embargo la ocultación mas dolorosa para las familias fue la relacionada con la identificación de los cuerpos. Aquel 28 de mayo en que los Reyes presidieron la entrega de los féretros a los familiares, ninguno de ellos podía sospechar que las identificaciones se habían hecho deprisa y corriendo, y con errores. Solo cuando viajaron a colocar flores en el lugar del siniestro descubrieron la verdad. Esparcidas entre los restos del aparato quedaban chapas identificativas, objetos personales de los fallecidos.
Empecinadamente el gobierno del PP se negó a investigar lo que ya era un clamor. Tras las elecciones de 2004 se abrió una investigación en Defensa que reveló la errónea identificación de 30 cadáveres y una comisión de investigación en el Congreso en la que escuchamos a Trillo culpar a los militares y a su sucesor, José Bono, hacer un encendido alegato: "El PP quiere convertir en víctima a mi antecesor, pero las víctimas fueron 62, y hay otras más, los militares que honestamente cumplieron con su deber y han visto ahora sus nombres traídos y llevados por los responsables políticos que les culparon, aceptando la acusación en silencio".
Nueve años después, tres militares fueron condenados: el general Vicente Navarro, por falsear de forma consciente la identificación de 30 de los 62 cadáveres, y el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez en calidad de cómplices. Un segundo juicio multó a las empresas Chapman Freeborn y la compañia aérea Ukarinian Mediterranean Airlines por su responsabiliad en el accidente.
Los familiares de las víctimas continuan litigando contra el criterio del juez Grande-Marlaska, que archivó la causa sobre las supuestas irregularidades en la contratación del Yak-42 . Federico Trillo es embajador en Londres.