Menestra marinera
Los Rolling molan. Ahora la gente dice que son unos vejestorios, y es posible que sea verdad, pero es curioso cómo ha ido evolucionando mi relación con ese asunto de la edad.
Cuando yo era pequeño los Rolling ya me parecían viejos. Normal, cuando eres un niño todo aquel que tiene más de quince años o por ahí, entra en esa difusa categoría que se llama "persona mayor". Esto es, viejo incordio que puede prohibirte cosas, mandarte a la cama cuando va a empezar la peli de señoras desnudas, no dejarte comer catorce Tigretones seguidos y obligarte a levantarte para ir al cole. Mi siguiente recuerdo de los Stones es de cuando estuvieron en España en el 82. Allí, bajo la tormenta que se desató en el Vicente Calderón, sus satánicas majestades me parecieron aún más viejos. No faltaba incluso quien decía que aquella podía ser la última gira de aquellos aguerridos cuarentones. Buen ojo, sí señor. Pero el tiempo pasa. Y curiosamente, en la medida que yo envejezco, ya no les veo tan mayores. Oye, maduritos. Lo normal. Así es la vida. Lo que está fuera de discusión es que se conservan como en formol, tirillas, apolíneos y con tipín (yo de mayor quiero vestir como Keith Richards). Pues bien, para lucir en plan Rolling durante estas vacaciones os propongo esta menestra marinera que vamos a hacer hoy. Un plato rico, sin excesivas calorías que va a darnos, sin duda, muchas satisfactions.
Ingredientes: 1 paquete de verduras para menestra congeladas, 1 brick de caldo (el mío de pescado), unos cuantos langostinos congelados (según disponibilidad del bolsillo), 1 cebolleta, 2 dientes de ajo, pimentón picante, aceite de oliva virgen extra y sal.
Preparación: en una sartén con un chorreón de aceite, ponemos los dientes de ajo cortados en láminas a dorar un poco. Cuando vaya cogiendo color, añadimos la cebolleta cortada en juliana. Dejamos que se rehogue un poco y añadimos un puñado de langostinos, descongelados y pelados, obviamente. Una vuelta, retiramos un segundo la sartén del fuego, le ponemos un poco de pimentón picante, removemos, volvemos al fuego y añadimos el contenido de nuestra bolsa de verduras congeladas. Le ponemos sal, mezclamos y esperamos a que se nos caliente bien y pierda el congelado exterior. Es el momento de añadir un poco de caldo. Más si quieres la verdura más hecha, y menos si la prefieres más enterita y crujiente. Ya sólo es cuestión de ir removiendo de vez en cuando hasta que el caldo se evapore y las verduras y los langostinos queden bien hilados y ya sin caldo sobrante. Servimos y adornamos con un poco de perejil picado si tenemos a mano. Un plato estupendo, sanote y ya en plena línea operación bikini.