El valor desconocido de los billetes
El significado cultural, propagandístico e ideológico de los billetes va más allá del valor económico
Hace unas semanas en Canadá se sustituyó el diseño de un billete de 100 dólares en el que salía una mujer de rasgos orientales por otro de rasgos caucásicos. El caso fue tachado de racismo y hasta el responsable del Banco de Canadá tuvo que pedir disculpas públicamente. Casos como éste demuestran que las ilustraciones que aparecen en el papel moneda tienen más importancia de la que parece.
Más información
El billete nació en la Edad Media, en Italia, donde fue concebido como 'documento'. Una especie de recibo que acreditaba haber depositado una cantidad de dinero en un banco y aseguraba su devolución. Con el tiempo se fue introduciendo como medio de pago. Suecia fue el primer país que en el siglo XVII empezó a utilizar los billetes como títulos al portador pero seguían siendo una representación de la moneda, no una moneda como tal.
No fue hasta después de la crisis de 1929 cuando Estado Unidos y Europa definieran legalmente los billetes como moneda, es decir, como dinero legal. En este momento los emisores de papel moneda se empezaron a preocupar del diseño para evitar falsificaciones y de que fueran atractivos para el público, para que se fueran generalizando entre la sociedad como forma de pago.
Evitar la falsificación del papel moneda y asentar el uso del billete fueron los principales factores que llevaron a complicar el diseño de unos billetes que originariamente eran muy sencillo. Incluían poco más que elementos vegetales, la firma de los directivos del banco y el valor del billete.
Desde que la antigua peseta fue implantada en España como moneda oficia en 1868, muchos son los elementos que se han ido imprimidos en su base. En esa época, en el taller de fabricación de billetes del Banco de España se confeccionó un conjunto de ejemplares con los retratos de personajes de la vida real. El taller se anticipó a algo que sería muy común años más tarde en Europa, con la introducción de figuras relevantes de la historia y la cultura de cada país. En los billetes españoles de 1871 figuraron retratos por ejemplo de Fernández de Córdoba, Hernán Cortés y Cristóbal Colón.
El papel moneda como vehículo de difusión de propaganda
Durante la dictadura de Primo de Rivera se vieron por primera vez los rostros de los monarcas españoles en un billete. Fue entonces cuando se empezaron a diseñar billetes con un cierto trasfondo político como el billete de 500 pesetas diseñado en 1925 en el que aparecía el cardenal Cisneros y que trataba de evocar la ideología de los Reyes Católicos de unidad de España, en lo político y lo religioso. El objetivo con este tipo de diseño era difundir mundialmente la idea de la monarquía católica española.
Cuando en abril de 1931 se instauró la II República, los billetes sufrieron un cambio progresivo de sus elementos. Desaparecieron los monarcas y el tema religioso y se mantuvo a las personalidades del mundo de la cultura.
El euro introduce la imparcialidad
Con la entrada en el euro, doce países cambiaron sus monedas nacionales. El concepto que introducían los nuevos billetes y monedas era el de la imparcialidad, para que pudiera convivir en diferentes países con culturas dispares.
Los nuevos billetes que entraron en España a partir del 1 de enero de 2002 muestran monumentos que recorren los diferentes periodos arquitectónicos. El de 5 euros muestra el periodo clásico, románico, en el de 10, gótico, en el de 20, renacentista, en el de 50, barroco y rococó, en el de 100, se representa la arquitectura del hierro, en el de 200, la arquitectura del cristal y en el de 500 euros, el periodo moderno del siglo XX.
Los billetes son iguales para todos los países miembros de la zona euro a diferencia de las monedas, en las que una de las caras tiene un diseño representativo de la identidad nacional.