Iker Casillas y Xavi Hernández, los artífices de la concordia en la selección española de fútbol

Tanto el portero del Real Madrid como el centrocampista del F.C. Barcelona han querido restar importancia al papel que jugaron ambos para evitar que las asperezas vividas en los duelos entre sus equipos contagiara a la Selección, pero una charla telefónica entre ambos fue lo que lo hizo posible.

El carrusel de clásicos entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona que se produjo en la campaña 2010-12 -con partidos de Liga, semifinales de Champions y final de Copa- pasará a la historia del fútbol como el desencadenante de los momentos de mayor tensión entre los dos gigantes del fútbol español y mundial.

En aquellos partidos hubo roces, entradas duras, expulsiones e incluso el famoso 'dedazo' de Mourinho en el ojo de Tito Vilanova, por entonces segundo entrenador del equipo blaugrana. Las tanganas y las declaraciones formuladas por algunos de los protagonistas de los dos equipos tras los encuentros causaron cierta preocupación sobre el clima en el que convivirían los jugadores del Real Madrid y el Barcelona cuando tuvieran que hacer un único equipo vistiendo la camiseta roja de la Selección.

Xavi Hernández e Iker Casillas quisieron evitar que eso sucediera, como han recordado este mismo martes después de conocer que se les había concedido el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. Ante la tensión vivida entre ambos equipos, el capitán del Real Madrid decidió llamar a Xavi Hernández y Carles Puyol para zanjar el asunto.

Aunque ninguno de ellos ha hecho público el contenido de su charla, fuentes próximas a los jugadores han informado de que el capitán del Real Madrid se disculpó por la tensión excesiva de la Supercopa jugada en agosto del año pasado -la del 'dedazo'- haciendo especial hincapié en las declaraciones que hizo sobre Cesc Fábregas, al que acusó de tirarse al recibir una entrada del madridista Marcelo, que vio la tarjeta roja en esa acción.

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"Lo que tenga que hablar con Xavi y con Puyol ya lo he hablado con ellos y es algo que se queda entre nosotros que somos los tres capitanes de la Selección. A nadie le tiene que importar", afirmó Casillas en la rueda de prensa semanas después. Posteriormente siempre ha querido pasar de puntillas sobre este asunto, aunque este martes, con la concesión del premio tanto a él como a Xavi, no lo ha hecho: "Tenemos una relación de hace mucho tiempo. Somos la cabeza visible pero hay muchos jugadores detrás que en su día supieron limar ciertas cosas que sucedieron", ha señalado.

La actitud conciliadora de Casillas tuvo la respuesta esperada... pero no en el vestuario del Real Madrid. La conversación entre los dos capitales de la Selección no sentó demasiado bien al técnico blanco, José Mourinho. Ni él ni su portavoz, Eladio Paramés, quisieron pronunciarse sobre el asunto. "No sé si se sintió molesto. Él no hizo ninguna declaración en ese sentido. Es un tema interno de él y la plantilla y yo no puedo decir nada de eso", dijo.

"Casillas puede hablar por teléfono con quien quiera, no necesita permiso". Fue la única declaración del portugués sobre las conversaciones entre su capitán y los jugadores del F.C. Barcelona. Sin embargo la distancia entre Casillas y Mou no dejó de crecer pese a los elogios que ambos se cruzaban en sus comparecencias públicas. "La historia de Casillas es una buena historia, pero no existe", dijo meses después, cuando se dijo que la relación atravesaba por su peor momento.

Vicente del Bosque nunca ha entrado directamente en esta cuestión, aunque llegó a reconocer que se vivieron momentos difíciles cuando la tensión entre los futbolistas de los dos clubes alcanzaban su punto álgido. Semanas antes de la Eurocopa, el técnico destacó el "buen comportamiento" que estaban teniendo blancos y blaugranas y habló de las "influencias externas" que "envenenaron" a la Selección en una más que posible alusión, indirecta, a la actitud de José Mourinho.

El Príncipe de Asturias de los Deportes concedido a los dos jugadores zanja definitivamente un capítulo que ya se había cerrado antes de la Eurocopa, un torneo al que España acudió en perfecta sintonía y cuyo triunfo celebró dando muestras de contar con un vestuario más unido que nunca.