El Real Madrid cura todos sus males con una brillante victoria en Amsterdam

El equipo de Mourinho visitaba Amsterdam por enésima vez en las últimas temporadas, en principio con la principal inquietud de saber qué haría su entrenador y si sería capaz de cerrar el conflicto abierto con algunos de sus jugadores. Ramos figuraba en la alineación inicial, no así Özil ni Modric, señalados frente al Deportivo de la Coruña

La principal consecuencia de la alineación era la vuelta a la titularidad de Kaká, hasta ahora denostado para torneos y partidos menores. También entraba Callejón en el puesto de Di María. Por inesperado que pudiera parecer, la entrada de Kaká sentó bien al equipo y lo dotó de nuevos bríos.

Más acostumbrado a conducir el balón y más físico que Özil y Modric, el brasileño dejó más espacio y tiempo a los desmarques de Benzema y Cristiano Ronaldo. El portugués disfrutó de la primera gran ocasión tras un genial pase de Kaká, pero Vermeer -el portero, nada que ver con el pintor- detuvo y empezó a dibujar lo que eran los primeros trazos de un meritorio partido.

El Ajax, muy alejado de la idea que llevó a esa entidad a la gloria, estaba bien parapetado atrás, junto, y esperando salir a la contra con sus efervescentes hombres de arriba. El Madrid en cambio cada vez se volcaba cada vez más cerca de la portería de Vermeer. En una de estas, Benzema se disfrazó de Marcelo, llegó a línea de fondo, dribló a un rival y puso el balón al punto de penalti para que Ronaldo adelantara al Madrid.

El descanso arrojaba un par de lecturas; la de que Kaká quizás no esté tan mal como pudiera parecer, y la de que Benzema está en un momento dulce -esta quizás algo ventajista si se tiene en cuenta la obra de arte que tenía preparada para el segundo tiempo-.

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Gol antológico, dudas y Ronaldo

Aún había gente pidiendo un tentempié cuando Karim Benzema hizó una de esas cosas por las que los estadios se llenan. En una contra llevada a la perfección, Marcelo abrió a Kaká, que puso un centro medido, quizás a la cabeza, y allí el francés resolvía con una preciosa chilena. Fue uno de esos goles en los que hasta cuesta darse cuenta de lo inverosímil que parecen.

El gol espabiló al Ajax, que herido en su orgullo trató de llegar a las inmediaciones de Íker por bandas. Eriksen, Babel y Boerrigter lideraban la tímida rebelión. Sin embargo el gol del Ajax llegó gracias a un córner, donde la pasividad de la defensa y la indecisión de Casillas dejaron a Moisander sólo para que acortara distancias.

Tras el gol vinieron los peores minutos del Madrid. El centro del campo se fracturó, y empezó dejarse superar por las intermitentes ventoleras de los holandeses. El Ajax pudo empatar en un par de llegadas, las mismas que necesitó el Madrid para dejar de sestear y liquidar el partido. Özil entró por Kaká y con espacios, el alemán mejoró su rendimiento.

En apenas dos minutos y en tres contras, Crisitano Ronaldo dio una lección de cómo cerrar un partido. El tercero fue un buen chut colocado desde la frontal, muy propio de su juego. El cuarto, una sutil vaselina sobre Vermeer, menos usual en su forma de encarar a los guardametas.

El Madrid pudo hacer más goles con un Ajax ya entregado. Sin embargo, más allá de los tres puntos y la clasificación bien encarrilada, el mayor botín que se trae el Madrid de Amsterdam es la vuelta a la paz de su vestuario y la aparente recuperación de Kaká.

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