Un recorrido por el perímetro fronterizo de Gaza
Tras la tregua con Israel, los palestinos tratan de volver a la tranquilidad y a la rutina, como los agricultores de la franja de Gaza
Beit Hanun, en el norte de la franja de Gaza, varias generaciones de varones de la misma familia asisten complacidas al comienzo de volver a arar sus tierras. Llevan casi 10 años sin atreverse a estar tan cerca del perímetro fronterizo con Israel.
Los niños se aventuran bajo la atenta mirada de sus mayores a observar con curiosidad los coches que patrullan al otro lado de la valla, mientras los adultos respiran orgullosos al ir avanzando el tractor, haciendo surcos en los que en abril o mayo del año que viene esperan recoger el primer fruto de esta parte de sus tierra.
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Un grupo de adolescentes se acerca al límite, los 100 metros a los que les está permitido llegar cuando el jeep militar se detiene, un soldado israelí desciende del vehículo y dispara dos veces.
El protocolo dice que primero se ejecutan disparos de advertencia al aire, luego a los pies o a órganos no principales pero nadie confía en al franja de Gaza en que vayan a seguirse sobre el terreno. Los agricultores cercanos al incidente corren hacia el interior y pocos minutos después regresan al trabajo.
El Gobierno de Hamás ha confirmado varios incidentes, algunos con heridos graves desde que entró en vigor la tregua.
Abu Mohamed explica que han establecido un provisional límite entre los agricultores para evitar bajas, cuando comprueben que les dejan recuperar ese terreno seguirán avanzando, hasta volver a estar cultivando en el último centímetro que les pertenece. "Es difícil que la gente pueda llegar al cable, hasta donde llegan nuestras tierras. Nos dijeron que se nos permite estar a 100 metros de distancia del cable, pero junto al perímetros fronterizo no se puede ir", explica contrariado sin apartar la mirada de la valla.
El intenso sonido de los tractores a lo largo de toda la costa este de la franja de Gaza, donde han decidido no esperar al apoyo logístico del Ministerio de Agricultura y ayudándose entre las familias, empezar a trabajar la tierra; se convierte en el mecanismo bien engrasado de las cuerdas y cables que deslizan productos de primer necesidad por los túneles de contrabando de Rafa, en el sur del territorio. En cuanto terminó la operación israelí, centenares de trabajadores regresaron al extenuante trabajo, conscientes de que durante los primeros días los materiales de construcción serían una prioridad.
Todos confían en que las fronteras lleguen a abrirse y sus productos tengan la posibilidad de hacerse un hueco en el mercado. Mohamed Irmilad, que perdió un hijo hace 4 años, durante la operación Plomo Fundido, está convencido de que la riqueza de la tierra que lleva trabajando más de 40 décadas está por explotar. "Si abrieran las fronteras sería una ventana hacia el mundo exterior, nuestros productos llegarían al mercado exterior. Todas esta zona estaba llena de invernaderos pero los ocupantes lo destruyeron todo".
Mucho movimiento en el perímetro fronterizo de la franja de Gaza, sus agricultores, ganaderos, comerciantes y pescadores esperan no estar arriesgando su vida tanto como antes de la tregua, mientras se concretan los detalles de una apertura de puestos de entrada a la franja que significarían un cambio radical de la cotidianidad de sus habitantes.