La obsesión rubia de Hitchcock
Con motivo del estreno de la película con los entresijos del rodaje de 'Psicosis', recordamos a las actrices que más obsesionaron al <i>mago del suspense</i>
No hace falta doctorarse en cine para saber que lo de Hitchcock con las rubias no era algo normal. Mucho se ha escrito y teorizado sobre ello, principalmente en clave freudiana: que si era un misógino, que si su longevo matrimonio con Alma Reville era más fraternal que pasional, que si le acomplejaba su oronda figura, que si... Pero lo cierto es que el cine del mago del suspense no se entiende sin sus actrices rubias.
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Hitchcock no se conformaba con cualquier rubia: "Las que son como Marilyn Monroe no me interesan. Llevan colgado el sexo de su cuello, como si fuera una joya". Lo que buscaba era una mezcla de frivolidad sofisticada y altanera y sexualidad extrema: "damas auténticas" que fuesen "prostitutas en el dormitorio". Si se encaprichaba por una actriz que no tuviese la melena lo suficientemente clara, se la teñía porque, como decía, "las rubias son las mejores víctimas". Y las suyas lo fueron en la ficción, pero también en la realidad porque, como dicen muchos de los libros escritos sobre él, Hitchcock era duro de pelar.
A pesar de amarlas y odiarlas al mismo tiempo y de intimidarlas con su omnipresencia, Hitchcock consiguió que sus catárticas protagonistas nos regalasen algunos de los momentos más icónicos de la historia del cine, lo cual no significa que la genialidad justifique los medios. Aun así, el director no logró nunca el reconocimiento de Hollywood. Se solía mostrar indiferente y entero en público ("¿Para qué quiero yo otro sujetapuertas?"), pero a nadie se le escapaban las espinitas que se le clavaban cada vez que la Academia nominaba sus películas y no recibía la estatuilla. En total, fue cinco veces candidato al Oscar al mejor director.
La tímida Fontaine
Su primera rubia fue la tímida e insegura Joan Fontaine que, sin experiencia y con tan solo 22 años, se convirtió en la protagonista de 'Rebeca' (1940). Según recoge el libro 'Las damas de Hitchcock' de Donald Spoto (2008), fue elegida porque era "tímida y remilgada hasta extremos insoportables". Contaba Fontaine que al director le gustaba eso de "divide y vencerás" porque "disfrutaba cuando los actores no se llevaban bien" y que esta estrategia hitchcockiana le vino de perlas para meterse en la piel de la mujer aterrorizada a quien tenía que dar vida.
A la dócil timidez le siguió la belleza nórdica. Ingrid Bergman, de quien dicen que Hitchcock se enamoró nada más verla (¿y quién no?), protagonizó tres de sus películas: 'Recuerda' (1945), 'Encadenados' (1946) y 'Atormentada' (1949). A la sueca, en su primera colaboración con el director, le costó creerse el papel, por eso Hitchcock no paró de repetirle: "Ingrid, cariño, fíngelo". A pesar de que Bergman le rompió el corazón cuando se fue a vivir a Italia en los brazos Roberto Rossellini, siempre fueron grandes amigos.
La elegancia de la princesa
El súmmun de la exquisitez rubia llegó con Grace Kelly. Antes de casarse con Rainiero de Mónaco, la fría y sexual actriz protagonizó 3 películas: 'La ventana indiscreta' (1954), en la que el director dio rienda suelta a su voyeurismo; 'Crimen perfecto' (1954) y 'Atrapa a un ladrón' (1955). Hitchcock definía su magnetismo con esta frase: "Si el sexo es demasiado evidente y llamativo, no hay suspense".
La sustituta de la princesa fue Vera Miles. La actriz, que debutó con Hitchcock en 'Falso culpable' (1956), se quejaba de los pocos cumplidos que recibía del genio: "Intenté complacerlo, pero no pude porque era demasiado tozuda y él quería a alguien a quien pudiera moldear". En 1958 iba a protagonizar 'Vértigo', la mejor película de la historia según la revista 'Sight & Sound', pero se quedó embarazada: "Hitch tuvo la película que quería y yo a mi hijo". Por eso Kim Novak llegó a 'Vértigo' de rebote. Conocidas son las discusiones por el vestuario entre el director y la actriz.
También fueron sus rubias Janet Leigh, protagonista de 'Psicosis' y a quien da vida ahora Scarlett Johansson en 'Hitchcock', la película que cuenta los entresijos del rodaje; Marlene Dietrich; Shirley Maclaine y Carole Lombard. Pero, sin duda, la que conoció al peor Hitchcock de todos fue Tippi Hedren.
La pesadilla de Tippi Hedren
El director se encaprichó de la actriz cuando la vio en televisión anunciando unos productos dietéticos. Nadie entendió que le diese el papel de 'Los pájaros' (1963) porque era una mujer sin experiencia que, por aquel entonces, tenía 34 años, estaba divorciada y tenía una hija de tres años (Melanie Griffith). Hitchcock se empezó a obsesionar de manera enfermiza y empezó a volverse dominante, posesivo y absorbente: ni la dejaba llevarse a su hija al rodaje ni compartir taxi con gente del trabajo (las denuncias por acoso todavía no existían): "Era una simple madre con una hija a la que cuidar", dijo pasado el tiempo la atormentada actriz. Este año también se ha estrenado en televisión una tvmovie sobre el cruel rodaje de 'Los pájaros' protagonizada por Sienna Miller, 'The Girl'. Hitchcock le dijo que los pájaros iban a ser mecánicos, pero cuando Tippi Hedren fue al plató se encontró con pajarracos de carne y hueso. Accedió a rodar la escena y, después de repetirla una y otra vez, fue brutalmente atacada por uno de los bichos. A pesar de haber firmado un contrato de siete años, Tippi Hedren pudo librarse de su peor pesadilla tras el rodaje de 'Marnie, la ladrona' (1964).
De Hitchcock se puede aprender casi todo cinematográficamente hablando. Pero siempre teniendo claras dos cosas: el genio no justifica al hombre y la realidad supera muchas veces la ficción.