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El ADN depositado en unas colillas permite resolver un asesinato diez años después

Con las huellas dactilares y los restos biológicos acumulados en el extremo de cigarrillos se confeccionaron los perfiles genéticos de los presuntos asesinos

El ADN depositado en colillas encontradas en la escena de un crimen sirve a los investigadores para hacer perfiles biológicos de los presuntos asesinos(POLICÍA NACIONAL)

El ADN depositado en colillas encontradas en la escena de un crimen sirve a los investigadores para hacer perfiles biológicos de los presuntos asesinos

Los restos biológicos encontrados en unas colillas y las huellas dactilares halladas en vasos, tazas y cristales han sido las claves para resolver un asesinato que se produjo en Gavá (Barcelona) hace diez años. A partir de estas pruebas, los investigadores realizaron perfiles genéticos que fueron enviados a la policía francesa. A finales del pasado mes de mayo, la policía gala identificó a uno de los tres delincuentes involucrados en el asesinato de un hombre marroquí en 2002.

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Hace diez años, la Policía Nacional halló un cuerpo sin vida, maniatado y con signos de tortura en la localidad barcelonesa de Gavá. En aquel momento, los restos encontrados en la escena del crimen (huellas dactilares y restos biológicos en una uña del fallecido) no coincidían con ningún delincuente, español o extranjero, que hubiera estado detenido en España. Así, el crimen no pudo resolverse en el momento de los hechos.

Sin embargo, las huellas dactilares, los restos encontrados en una uña del fallecido y el ADN acumulado en los cigarrillos depositados en el piso de la víctima han sido la clave, diez años después, para resolver este asesinato. A partir de estas pruebas, los investigadores realizaron perfiles genéticos que fueron remitidos a la policía francesa, ya que varios vecinos de la víctima aseguraron ver un vehículo sospechoso con matrícula francesa, de color negro y ocupado por tres personas.

Tras todas las pesquisas, a finales del mes de mayo del pasado año, la policía francesa identificó uno de los perfiles genéticos remitidos por la Policía Nacional. Se trataba de un varón de 34 años, de origen rumano que estaba cumpliendo condena hasta el mes de mayo de 2015 en una prisión francesa por otros delitos.

Al hilo de esta correspondencia genética, los investigadores españoles solicitaron a la policía francesa la identificación de todas aquellas personas que se relacionaban habitualmente con el detenido ya identificado. De este modo se descubrió que dos hombres, también de nacionalidad rumana y amigos del primer identificado, habían estado en 2002 en el escenario del asesinato, según las pruebas biológicas.

Estas pruebas tan contundentes sirvieron a la Policía Nacional para solicitar Órdenes Europeas de Detención y Entrega que han permitido el traslado de los tres presuntos autores materiales del asesinato y ser detenidos a su llegada a los aeropuertos Barcelona-El Prat y Bajaras.

 
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