La felicidad según Clint

Clint no es una banda normal. Nunca pretendió serlo. Siete tipos vestidos de traje que hacen música instrumental y que toman sus nombres de personajes de Clint Eastwood no pueden ser normales. Tras apostar un dineral en la edición de su último y brillante álbum, el grupo hace balance de un año tan negro como feliz. La vida es dura y terrible pero la felicidad puede tener muchas formas.

En febrero de 2012, el grupo madrileño Clint presentaba su nuevo trabajo, Asuntos internos. El tercer largo de la banda instrumental venía editado por el propio grupo y había sido grabado en uno de los mejores estudios de Madrid. "Nos hemos arruinado grabando el disco, hemos pagado todo y hemos apostado mucho", explicaban entonces.

Asuntos internos resultó ser una esas joyas que quedan ocultas en la abundancia informativa. Un álbum delicioso, lleno de matices y ritmos que venía firmado por Guy Fixsen, un productor de lujo que se encargó de recordar al grupo que a veces, en el estudio, menos es más. Partiendo del rock y el surf, Clint encontró un espacio lírico que llenaban sin abrir la boca creando paisajes melódicos que parecen estribillos cantables. La banda había arriesgado mucho y presentaba el mejor trabajo de su carrera a sabiendas que el mercado español no estaba hecho para ellos. "Algunas cosas no se hacen pensando en el éxito que puedan tener, algunas cosas se hacen porque sientes que tienes que hacerlas", argumentaba entonces la banda en un bar del barrio de Prosperidad.

Apuestas de riesgo en tiempos de crisis

Apostar los ahorros en un disco instrumental, por muy bueno que sea, solamente se le puede ocurrir a una banda de papás locos que siguen viendo la música más allá de los beneficios, de las ventas, de las listas de éxitos. "Nos hemos involucrado en un 85%, que está bastante bien dadas las circunstancias", comentaban en la presentación del disco. Las circunstancias son los pequeños bebés que casi todos los músicos del grupo han tenido en el último lustro. La aventura de Clint está llena de riesgos, todos los integrantes tienen empleos relacionados con la música y el grupo queda como ese capricho que evade de la realidad. Una realidad en la que el arte se mide por el éxito, por el dinero.

Un año después de aquella presentación, el grupo vuelve a los escenarios madrileños, actúan el viernes 1 de marzo en el Café Berlín, y toca hacer balance. "Asuntos internos sigue siendo un buen reflejo del país: un completo desastre económico. Pero, sinceramente, no nos importa mucho", explican. "Este disco tenía que ser así, tenía que sonar de esa forma y tenía que estar producido por Guy". Aunque no todo es negativo. "Promocionalmente ha estado bien, pero cada vez quedan menos medios musicales y los que no lo son sólo están interesados en chicos y chicas jóvenes y guapos y que van a la última. No hay queja, el mundo funciona así y nosotros siempre estuvimos, como mucho, a la penúltima", bromea Harry El Ejecutor.

Tácticas de guerrilla

Ante tal panorama el futuro pasa por la supervivencia, por las tácticas de guerrilla. "El futuro no existe, o por lo menos uno que podamos visualizar. Intentamos disfrutar los conciertos que vamos dando, las oportunidades que se presentan. Vivimos en la trinchera, salimos de vez en cuando y volvemos a escondernos para poder sobrevivir, que es el objetivo", explican después de anunciar que el grupo ha acogido a dos nuevos miembros este año.

El 2013 será un año de asomar la cabeza y disparar, agacharse y dar gracias por seguir vivo. "No planeamos nada, eso ya lo hemos aprendido después de 10 años. Eso y que la realidad siempre se impone a todos los planes que se te habían ocurrido", explica el grupo. "Grabamos las ideas que van surgiendo por si se presenta la ocasión y sobre todo, tratamos de disfrutar cada vez que nos juntamos todos. Esa es la descripción de la felicidad musical, por lo menos, de la nuestra".