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Farmacia de guardia para el cónclave

La botica del Vaticano, una de las mayores del mundo, vela día y noche por cualquier necesidad de medicación en las votaciones

La botica del Vaticano, una de las mayores del mundo, está preparada para cubrir las necesidades de los asistentes al cónclave(MAR RUIZ)

La botica del Vaticano, una de las mayores del mundo, está preparada para cubrir las necesidades de los asistentes al cónclave

En 1874 el papa Pío IX encomendó a la Orden de San Juan de Dios la misión de atender, mediante un rudimentario servicio sanitario, cualquier posible urgencia en el palacio apostólico. Lo que empezó siendo una pequeña habitación con los ungüentos y las fórmulas magistrales de la época se ha convertido en una moderna instalación con más de 35.000 referencias farmacéuticas y por la que pasan a diario más de 2.000 personas. La SER ha visitado la Farmacia del Vaticano de la mano de su director, Rafael Cenizo, un religioso sevillano de los Hermanos de San Juan de Dios. Dos religiosos de esa orden velarán por cualquier urgencia de los cardenales durante el cónclave y por ello jurarán mantener silencio sobre todo lo que vean y escuchen en los próximos días

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Son 115 cardenales de edad avanzada y muchos de ellos con medicación pautada. Es el particular colectivo de potenciales pacientes del que estará pendiente la Farmacia del Vaticano durante el cónclave. Un plus de responsabilidad que recae sobre los hombros de Rafael Cenizo, un diplomado en enfermería en la especialidad de salud mental, nacido hace 60 años en el pueblo sevillano de Paradas y que desde hace cuatro dirige la que es una de las mayores farmacias de todo el mundo. "Aquí no sólo estamos al servicio del papa y la curia, sino de todo el personal del estado del Vaticano cubierto por la Seguridad Social. Viene tanta gente que hace un par de años tuvimos que poner en marcha un sistema de número electrónico para regular las colas". Esos letreros luminosos coexisten con el crucifijo que preside uno de los mostradores de la Farmacia del Vaticano y también con varios recipientes de cerámica que remiten a los vetustos orígenes de esta botica excepcional.

"Si nos asomamos a la ventana vemos las ventanas de los apartamentos papales, así que si resulta necesaria nuestra presencia salimos corriendo y estamos allí en un minuto", explica el hermano Rafael, que estudió en Sevilla y Granada y completó su especialización en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos, gestionado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, especializada desde hace casi cinco siglos en la asistencia sanitaria.

En la Farmacia del Vaticano se prescriben, siempre con receta médica, 35.000 productos autorizados por el ministerio de Sanidad italiano pero además se comercializan otros 2.000 productos de fuera de Italia y que se dispensan allí al tratarse de un estado independiente. "Aquí vendemos fármacos que sólo se encuentran en Alemania o en Estados Unidos y por eso aquí viene gente de toda Italia".

El que fue su cometido inicial también se mantiene, de modo que entre los "pacientes" del hermano Rafael figuraba hasta hace pocos días Benedicto XVI y dentro de poco lo hará también el nuevo papa. Mientras se elige, la Farmacia permanecerá como a diario con guardias permanentes de 24 horas para atender cualquier posible urgencia en la capilla Sixtina o la Casa Santa Marta en la que se alojan los cardenales durante el cónclave.

Durante la visita a la Farmacia nos topamos también con el hermano Martín Méndez, el conocido como 'enfermero del papa', que ejerció como tal con Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Todo un veterano con 38 años de servicio en el Vaticano y que ahora desea que "el nuevo papa sea sabio y santo, como Benedicto XVI" y que no tenga que demandar los servicios de la farmacia porque eso sería signo de buena salud.

El recorrido por las instalaciones de la Farmacia del Vaticano incluye también algunas de las vitrinas donde se guardan las fórmulas propias elaboradas por los hermanos de San Juan de Dios y muy apreciadas por su alta eficacia. Entre ellas, una loción anti-acné, un colutorio bucal, un preparado contra las verrugas, otro depurativo para el aparato digestivo, o un aguardiente marca de la casa que los religiosos elaboraban hace siglos y cuya tradición se mantiene. También una colonia que lleva por nombre, cómo no, la marca de la casa: Farmacia del Vaticano.

 
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