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MÚSICA | DOCUMENTAL

Sound City, viaje al pasado del sonido

David Grohl, líder de Foo Fighters, debuta como director rodando un documental sobre los míticos estudios Sound City de Los Ángeles

David Grohl en una de las escenas de 'Sound City', el documental con el que debuta como director

Sound City, que se acaba de presentar en el South by Southwest Festival es Austin, es un trabajo que rinde tributo a los estudios en los que grabaron Nirvana, Pixies, Neil Young o Tom Petty y que según avanza se convierte en un alegato por los analógico en una época marcada por lo digital.

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En los días de viento, el olor del lúpulo fermentando en la cercana fábrica de Budweiser se colaba en las puertas abiertas de Sound City apestando un local ya apestoso de por sí. Habría cigarros en el suelo, botellas vacías, restos de comida rápida esparcidos por el estudio y basura de todas las bandas que pasaron por el local desde su apertura a finales de los setenta hasta su cierre en mayo de 2011, cuenta la leyenda que allí nunca limpió nadie.

Sound City vivió varios momentos de gloria que ahora David Grohl se ha empeñado en recuperar como parte del legado de la música estadounidense de las últimas cinco décadas. Sound City fue un sitio especial, feo y sucio, pero con encanto. Además tuvo dos cosas claves para hacer música: un sonido natural maravilloso y una mesa de control Neve 8028 diseñada a medida que en su día costó el precio de una buena casa. Esos dos elementos, además del factor humano, convirtieron a aquel cochambroso estudio en un lugar especial para hacer música, para grabar música de una manera única.

En unos tiempos en los que la tecnología ha terminado dominando la música, con sus aspectos positivos y negativos, el que fuese batería de Nirvana ha rodado un documental que recupera la esencia de aquel estudio, el factor humano de la música, y rinde tributo al lugar al que la banda viajó con entusiasmo para grabar el mítico Nevermind. El documental de Grohl presenta un claro alegato por lo analógico en una época donde la tecnología resulta determinante tanto en las vidas de la gente como en la música.

La historia de Sound City arranca a finales de los sesenta y despega con el resurgimiento de Fleetwood Mac, que adquirió su formación definitiva gracias al estudio. Allí grabó también Neil Young su After the gold rush y allí comenzaron su carrera Rick Springfield o Tom Petty. Durante aquella época, Sound City fue el estudio de moda con un gran equipo tecnológico. Aquel apestoso lugar se convirtió en un trampolín al éxito. Las secretarias acababan como coristas, los chicos de la limpieza se atrevía a probar como técnicos de sonido y los más espabilados se licenciaban como productores de éxito. Durante mucho tiempo se convirtió en un sitio en el que sucedían cosas maravillosas que cambiaban las vidas de las personas.

Los años ochenta conllevaron un nuevo avance tecnológico a la hora de producir música y Sound City quedó al borde del abismo. El estudio rondaba la quiebra cuando llegó el éxito de Nirvana, que volvió a poner de moda al estudio. Rage Against the Machine, Pixies o Red Hot Chili Peppers llegaron a Sound City atraídos por su leyenda y por su peculiar sonido. En 1996 Johnny Cash eligió el estudio de The Valley para sus míticas sesiones con Rick Rubin, productor habitual de Sound City.

Cuando David Grohl se enteró de que Sound City cerraba para siempre se desplazó hasta el estudio y compró la mesa de sonido. La joya de la corona. "Todo empezó porque quería contar la historia de esa mesa de control pero la conversación se convirtió en algo mucho más grande", cuenta el músico. Grohl se llevó la mesa a su estudio e invitó a los músicos que habían grabado en Sound City a preparar un álbum con aquella máquina legendaria. En esos momentos el documental se convierte en un debate entre lo que aporta lo analógico y lo que aporta lo digital. "Las herramientas son mejores hoy que hace 5 años y mucho mejores que hace 30 pero eso no significa que se haga mejor música. Aún necesitas tener algo que hacer con esas herramientas, tener algo que decir", explica Trent Reznor, gran amante de las nuevas tecnologías. En una época de tecnología en la que se puede simular cualquier cosa cómo conservamos el elemento humano ¿Cómo hacemos que la música siga sonando como la gente?, se preguntan en el documental. La tecnología te evita tener que tomar decisiones creativas en el momento, ahorra tiempo y dinero, pero se pierde la magia de hacer música. "Lo maravillosos de la música, de grabar música, es juntar a varios músico en una habitación y ver qué sucede, cómo surge una canción", apunta uno de los productores.

Sound City termina con la grabación de un disco producido por Grohl, director, protagonista y alma del documental, que muestra la esencia de la creación artística en un hermosos tributo a uno de los estudios que más han contribuido al rock estadounidense de los últimos cuarenta años. Un trabajo un tanto técnico sobre cómo se hace la música contado a través de la historia de un cuarto apestoso repleto de leyendas.

 
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