James Cameron dona a la ciencia el submarino con el que llegó a la Fosa de las Marianas
El director de cine pretende ayudar la exploración oceánica con este vehículo, con el que que bajó a 11 km de profundidad
Un año después de que James Cameron hiciera la inmersión en solitario al lugar más profundo de los océanos del mundo, ha donado su sumergible, el 'Deepsea Challenger', a la ciencia. Cameron pretende así ayudar a mejorar los sumergibles futuros y facilitar la exploración de las profundidades.
Según ha explicado en un comunicado, Cameron quiere mostrar con este gesto su apoyo a la exploración de los océanos. Ha explicado que los siete años que se invirtieron en el diseño y la construcción del submarino, conocido como 'Deepsea Challenger', se podrán extender ahora en investigación en alta mar.
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"Nuestra asociación con el Instituto Oceanográfico Woods Hole es una forma de proporcionar a la comunidad oceanográfica la tecnología que desarrollamos", ha agregado en el escrito difundido por 'LiveScience'.
El submarino tiene cualidades únicas que permiten resistir las presiones aplastantes del lugar profundo de la Tierra. Por ejemplo, cuenta con sistemas especiales de flotación, el diseño propio de la batería y almacenamiento de energía, así como formas innovadoras de capturas imágenes y muestras del fondo marino. Con él, Cameron llegó al lugar más profundo del océano Pacífico jamás explorado, hasta los 11 kilómetros de profundidad.
La crónica del viaje de Cameron hacia el abismo Challenger, grabado con cámaras 3D, será el tema para un nuevo documental, y también como inspiración para la elaboración del guión de Avatar 2, según ha reiterado en varias ocasiones el famoso cinesta.
Un descenso único
Cameron descendió, el 26 de marzo de 2012, a la Fosa de las Marianas a bordo del mini submarino 'Deepsea Challenger', una nave de unos 7 metros de altura, con capacidad para una sola persona y que ha sido diseñada para descender en posición vertical.
En la Fosa de las Marianas está el punto más profundo del planeta. Se trata de un gran cañón ubicado en el Océano Pacífico al suroeste de Guam, que ha sido alcanzado por los seres humanos sólo una vez antes. Fue en 1960 cuando el teniente de la Marina estadounidense Don Walsh y el ya fallecido oceanógrafo suizo Jacques Piccard pasaron unos 20 minutos en el lugar a bordo de un rudimentario batiscafo artesanal.