La aparición de Leo Messi vale unas semifinales para el FC Barcelona

Sin Messi y con Adriano. Así disipó Tito Vilanova los interrogantes que desde hace una semana sobrevolaban su alineación. El argentino sin embargo ocupó un lugar en el banquillo por si el partido se enquistaba, y así fue. Ancelotti optó por meter en la medular a Motta, un jugador con más temple y contención que sus otras opciones

El partido arrancó eléctrico entre una falta de Xavi que besó el poste y un mano a mano de Lavezzi que desbarató Valdés. En apenas cinco minutos se pudo ver cómo discurriría el partido; el balón para el Barça y las ocasiones francesas. En campo rival el Barcelona intentaba ser dinámico, sorprendente, con un Cesc muy participativo e Iniesta con los galones heredados de Messi.

Al igual que en la ida, el PSG explotó sus principales armas a la contra. Lucas Moura volvió a ser esa gotita de aceite que la defensa blaugrana no logró hacer desaparecer en ningún instante. El paso de los minutos fue cambiando el gesto del partido, el Barcelona llegaba al área, pero la precisión siempre faltaba en el último momento, pases claro en posición de gol que por poco nunca llegaban a su sitio.

Esta imprecisión aceleró al Barcelona y contagió a sus centrocampistas y defensas, que comenzaron a cometer errores tontos dando opciones a los delanteros galos. Así llegaron las mejores ocasiones a pies de Lucas, que Valdés se encargó de frustrar. Verratti lanzaba las contras y entre Pastore e Ibrahimovic se encargaban de hacerlas llegar a portería.

Gol de PSG, sufrimiento en el Camp Nou y la aparición de Messi

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La segunda parte retomó el guión de la primera, con un Barça desacertado y una defensa mal calibrada. El giro llegó en la primera contra cuando un balón perdido de Pedrito derivó en una contra que Pastore finalizó a la perfección batiendo a Víctor Valdés. 0-1 y otra llamando a la épica, lo que fuera la seña de identidad del Barça de Tito en las primeras jornadas de Liga.

Sin embargo el Barcelona estaba grogui, el gol le hizo dudar de su idea y en esos minutos el PSG tuvo un par de opciones de cerrar la eliminatoria en los pies de Pastore y Lavezzi. Todo el estadio miraba a la banda, donde Leo Messi correteaba sin quitar ojo al juego. En el minuto 62, Tito llamó al rosarino y el estadio encontró el sosiego. Faltaba media hora y había que hacer un gol, pero con Messi el escenario más pesimista era posible.

El partido cambió, como un columpio que sube y baja, el Barcelona encontró la cuesta abajo y enfiló con voracidad la portería de Sirigu. Empezó a haber córners, paradas, rechaces, todo lo que no hubo en la primera mitad. Y el gol. Messi encaró a dos rivales, les dejó atrás, filtró un balón a Villa que el asturiano controló y protegió entre el atosigamiento de Alex y dejó a Pedro, que fusiló con acierto.

Todo seguía abierto, el PSG volvió a atacar, pero las defensas del Barça aumentaron con Messi. Y si no estaba Valdés. Salieron Song y Bartra (este segundo por la lesión de Adriano) para apuntalar el partido y el partido acabó así. El Barça no jugó bien, no estuvo brillante, pero con una aparición de Messi le bastó. El viernes conocerá su rival de semifinales , esperan Bayern, Borussia Dortmund y Real Madrid.

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