Y Depedro desenfundó su guitarra
"Es un placer estar aquí en Madrid, al lado de Malasaña", dijo Jairo Zavala antes de comenzar el concierto para presentar su tercer álbum en la Sala But
Mestizaje, son cubano, rumba, rock, música africana, reggae, blues o salsa fueron algunos de los ingredientes del concierto que ofreció ayer Depedro (Jairo Zavala) para presentar su tercer disco en solitario 'La increíble historia de un hombre bueno'. La Sala But, en las entrañas de Madrid, fue el escenario elegido por el cantante que, al salir al escenario, miró asombrado la gran afluencia de público que abarrotó el local. Acompañado tan solo de su guitarra comenzó su actuación a las 21:25 horas de este viernes con la canción 'De cómo empezamos'.
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Este viernes la madrileña Sala But, en la misma plaza de Tribunal, acogió la presentación del nuevo disco de Depedro, 'La increíble historia de un hombre bueno'. A las puertas del local, y desde las 20:30 horas, ya había gente haciendo cola con sus entradas en la mano.
'De cómo empezamos' fue el tema con el que Jairo Zavala arrancó su actuación. Salió al escenario, dijo que para él era un placer estar tocando tan cerca de Malasaña y comenzó a tocar su guitarra en solitario. Poco más le hace falta al cantante madrileño, que cuando se agarra a su guitarra parece dentro de una ensoñación. Tras el tema inicial, entró la banda: guitarra, teclados, contrabajo y percusión.
Sin muchas palabras entre canción y canción, "siempre me dicen que tengo que hablar más, pero yo soy más de tocar", fue encadenando temas nuevos y temas más conocidos. Con el tercer tema del nuevo disco, '¿Qué habéis hecho?', se acerco al country para hacer bailar y aplaudir a todos sus seguidores. Justo después, sonó el single 'Era un hombre bueno' y aquí Depedro ya se había hecho con el favor y gracia de los presentes. Unos bailaban con sus parejas agarrados, otros daban saltos siguiendo las notas del contrabajo y algunas gritaron durante toda la actuación para que Jairo cantase 'Diciembre'.
Depedro es un artista de los pies a la cabeza, incapaz de estar más de un segundo en la misma posición. En algunas ocasiones, como cuando sonó una especie de corrido mejicano de la mano de 'Nubes de papel', parecía que iba a soltar su instrumento para ponerse a bailar. Las caderas de Zavala, a veces, parece que no le pertenecen y se mueven a su aire. En el aire, reminiscencias de su paso por Amparanoia y leves secuencias reggae.
Los ritmos latinos llegaron a la Sala But con canciones como 'Te sigo soñando', tema de su primer disco editado en 2008. Antes de que Jairo tuviera tiempo de empezar a cantarla, el público ya la estaba interpretando, así que el artista, atónito, se acercó hasta el quicio del entablado y, sonriente, escuchó como sus fans cantaban.
Después vinieron canciones como 'La Memoria', en la que dos de los integrantes de la banda tocaron sus guitarras como si fuesen mandolinas, 'You and I', 'Ella sabía' o 'Una vez más'.
El momento más dulce y emotivo de la noche llegó cuando Depedro dedicó 'La llorona' a su mujer que estaba entre el público, momento en el que el resto nos acordamos de una grande, Chavela Vargas. Encadenó la canción popular mejicana con uno de sus grandes éxitos, 'Como el viento'. Con 'El pescador' flirteó con el jazz latino y el son cubano. Sin miramientos y sin despedidas terminó la canción y se fue, junto a su banda al camerino, obviamente iba a volver a salir, no había cantado 'Diciembre'.
Un minuto después, cerca de las 11:00 horas, regresó solo al escenario para tocar 'Miguelito' y llegó la anécdota de la noche. Empezó a puntear su guitarra, a tocar unos acordes y algo no estaba yendo bien. Al mirar el mástil de su guitarra sonrió, "he puesto la cejilla en el traste que no es...", y la gente le aplaudió. Con el 'capo' en su posición cantó 'Miguelito' y llegó 'Diciembre', instante en el que de nuevo apareció la banda.
Jairo Zavala se despidió de Madrid con 'Comanche', un tema de su primer disco que le define a la perfección. Cantante fronterizo, divertido, mestizo y multicultural que anoche en Madrid, sin apenas palabras, dejó al público con ganas de más.