La perito que examinó la hoguera de Bretón rectificó al caer en su error por "iluminación"
En un primer momento, dictaminó que los restos óseos hallados en la hoguera que José Bretón hizo en la finca de 'Las Quemadillas' de Córdoba eran de origen animal
Josefina Lamas ha asegurado que en la finca recogió restos que creía de origen animal y otros que "podían ser compatibles con humanos", si bien meses después de elaborar su informe y al analizar las fotos se "iluminó" y se dio cuenta de que los restos "eran de origen humano".
Según la forense, en la hoguera "había muchos restos de animales y otros que, al final, han resultado ser humanos". Ella pensó que la mujer de Bretón, Ruth Ortiz, al ser veterinaria, podía tener una colección de comparación de huesos de animales que su marido hubiese quemado.
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Lamas ha dicho que los restos óseos animales los dejó en la hoguera y se llevó otros que quería estudiar con mayor detenimiento, que en un primer momento determinó que también eran de animales y que meses después identificó como humanos, siendo los mismos que examinó y calificó como de animales, si bien ha precisado que algunos de los restos que estudió en 2011 no estaban entre los que pudo volver a examinar en 2012.
Además, cree que "posiblemente habría llegado a conclusiones distintas" de las que alcanzó en noviembre de 2011 si se le hubiera permitido examinar los restos en los laboratorios de Madrid, en lugar de hacerlo en Córdoba, pues en la capital madrileña habría contado con más medios materiales y también con el apoyo de otros profesionales.
Por otro lado, la perito, quien ha dicho que rectificó voluntariamente y sin haber sufrido presiones, ha indicado que todos los huesos que ella recogió de la hoguera "se quemaron con partes blandas", mientras que los huesos de pequeños animales, que no recogió, "se quemaron desprovistos de partes blandas".
Manipulaciones y cotilleos
Junto a ello, Lamas ha dicho que la hoguera había sido manipulada cuando ella llegó a la finca por primera vez, en comparación con las imágenes de la hoguera tomadas por la Policía anteriormente, pues había "una serie de elementos que no estaban en el mismo lugar" y, además, varios policías le dijeron que la hoguera "había sido removida".
También ha oído un comentario en la Policía Científica de Córdoba que "los huesos se fueron de copas", es decir, que se sacaron de la comisaría madrileña donde estaban custodiados y "se llevan", entre el 26 de julio y el 2 o el 3 de agosto de 2012, a "un bar o restaurante y se le enseñan al doctor Etxeberría", pero "no deja de ser un cotilleo de patio de vecinos", pues ella no puede afirmar si esto ocurrió realmente.
Ante esto y a requerimiento del juez, el doctor Etxeberría ha asegurado que "es rigurosamente falso que haya visto los restos sin tener autorización del juez, y menos en un bar". Ha insistido en que los vio por primera vez el 14 de agosto en la comisaría de Madrid donde se los custodiaba y que el citado cotilleo "es un disparate", ya que a él nadie le enseñó antes los huesos "y menos en un bar". Tras esa aclaración, el juez ha decidido que se deduzca testimonio para investigar lo sucedido.
Las conclusiones del resto de peritos
Por su parte, el resto de peritos que han prestado declaración este miércoles en el juicio, en relación con los informes que emitieron en su día tras examinar los restos óseos de la hoguera, han coincidido en afirmar que tales restos son humanos, sin lugar a dudas.
Así lo ha manifestado el forense José María Bermúdez de Castro, también los forenses de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid Bernardo Perea, José Antonio Sánchez y Enrique Dorado, además de dos facultativas del Instituto Nacional de Toxicología y los peritos de la Asociación Profesional de Bioarqueología Javier Escudero, Marta Díaz-Zorita, Inmaculada López y Esther Mora.
En concreto, José María Bermúdez de Castro ya tuvo la imprensión, apenas se abrió la caja que contenía los huesos, de que estaba ante restos humanos, aunque lo confirmó cuando empezó a ver los dientes y también al observar otras muestras "inequivocamente humanas", como partes de un fémur.
Por su parte, los forenses de la Complutense han dicho haber examinado restos dentarios de un solo individuo y de unos seis años de edad, lo cual se explica, según han aclarado, porque "la resistencia a los agentes agresivos externos depende mucho del grado de calcificación de las piezas dentales" en cuestión y los dientes de un niño de dos años, que ellos no han visto, "tienen menos estructura mineral que pueda resistir el fuego" y se destruyen "con más facilidad", si bien han precisado que coinciden con los informes de Etxeberría y de Bermúdez de Castro.
En cuanto a si los huesos que estudiaron fueron los mismos que los de la hoguera, los forenses de la Complutense han indicado que ellos examinaron los mismos que identificaron como presentes en las fotos realizadas de la hoguera, antes de la recuperación de los restos óseos de la misma. Además, han detallado que los huesos tenían partes blandas cuando se quemaron.
Por su parte, las dos facultativas del Instituto Nacional de Toxicología han ratificado igualmente el informe pericial del doctor Etxeberría, mientras que los peritos de la Asociación de Bioarqueología ha determinado que no hay restos óseos de animales y son todos humanos. Han llegado a la conclusión tras compararlos con una colección de huesos de animales de la que disponen.