Nadal se agiganta ante Isner

El gigante Isner, (Greensboro 1985) se había enfrentado a Rafa Nadal tres veces hasta la fecha, haciéndole trabajar todas ellas mucho más de lo esperado. Su peculiar tenis, visto y jugado desde los 208 centímetros, supone para el rival convertirse es un portero parando un portero cada vez que se dispone a sacar. La altura suele ir asociada a cierta torpeza, no así en Isner, que no reniega de los peloteos ni del tenis de control. Punto, SER y Partido, el blog de tenis de la Cadena SER

Nadal saltó a la pista con la idea que tan bien le está resultando estas dos últimas semanas: sacar bien y dejarse el alma con la derecha, un golpe que se ha convertido en una metralleta infalible después de su frustrado paso por Wimbledon. Así arrancó el partido, tremendamente igualado, intercalando puntos cortos con otros más juguetones.

Los puntos largos se le atragantaban algo más al estadounidense, que acababa llegando forzado a alguna pelota e hincando la rodilla. Los puntos cortos eran problema de Nadal, un mínimo error, una bola alta, dejaba a Isner vía libre para que desde su balconada fusilase. No había fisuras al servicio en un primer set largo.

La frenética pista de Cincinnati favorece los tie breaks, los ataques, y a los jugadores que se lían la manta a la cabeza para ganar un punto y acabarlo en la red. La igualdad llegó hasta el propio desempate, Isner antes gozó de dos bolas de set que Nadal se encargó de desbaratar. Por centímetros, por apenas dos errores tontos se decantó el set, era para Nadal, que como casi siempre fue mejor en los momentos clave.

Una fotocopia en el segundo set

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La superficie de Cincinnati es vista desde la tele clavada a todas las demás, nada más lejos de la realidad. Tiene brillo, es menos rugosa y la pelota vuela en cuanto bota. El resultado fue otro set clavado al primero, quizás con Nadal más entonado y un Isner algo más a remolque. Algo de brillo perdió el partido pero no así en intensidad, que era tremenda.

A diferencia del primer set, Nadal era el primero en el turno de saque y esto puso algo nervioso a Isner, que vio como la soga iba apretando conforme Nadal defendía sus servicios. Con 5-4 dispuso el balear de un 0-30 y dejó entrever que tenía ganas de acabar sin necesidad de llegar al tercer parcial, pero hubo que ir de nuevo al tie break. Se dice que el sacador es el más beneficiado, pero Nadal no entiende de reglas, se puso 5-1 y mandó al traste las opciones de Isner.

Quinto Masters 1.000 de Nadal en este curso, tercero en pista dura y segundo consecutivo en apenas dos semanas. Este lunes madrugará como número dos del mundo, impensable hace nueve meses y también difícil de sospechar después de Wimbledon. Próxima parada: US Open.

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