El Barcelona suda para ganarle la Supercopa a un Atlético de Madrid que nunca se rinde

La intensidad del partido del Calderón se repitió en el Camp Nou, al que llegaron un Barça y un Atlético que jugaron a lo que saben. El equipo blaugrana no pudo hacer gol ni de penalti, pero pudo proclamarse supercampeón haciendo valer el tanto de Neymar en la ida. El conjunto del Tata se lleva el primer título de la temporada y el de Simeone, la satisfacción de saber que tiene un equipo capaz de pelear de tú a tú con los más grandes. Revive la retransmisión del partido.

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Los dos equipos fueron fieles a su estilo desde el primer minuto. El Barça de Tata salió con la intención de tener la pelota. El Atlético de Simeone, con la de esperar a que llegara su momento. Al principio eso dio lugar a los primeros acercamientos del equipo blaugrana al área rojiblanca a través de Alexis y de una combinación entre Messi y Piqué.

No tardó el Barcelona en mostrar su mejor versión, cuando Busquets lanzó un centro inteligente al corazón del área del Atlético, hacia donde se desplazaba Messi para romper la zaga rojiblanca. Pero entre la precisión del centro y el control del argentino apareció de la nada Filipe Luis para terminar con el peligro.

Esa acción demostró que el Barça puede que no tenga rival atacando, pero el conjunto del Cholo tampoco lo tiene intentando contener a su rival. En cualquier caso, no fue el Atlético del primer tiempo en el Calderón. Cedió más terreno y vio cómo el rival se acercaba más a la meta de Courtois.

Lo mejor que le podía pasar al conjunto del Manzanares es que pasara el tiempo y que el equipo de Martino no terminara de encontrar ni a Neymar ni a Messi. Al brasileño se le vio voluntarioso, aunque le costó entrar en el juego de sus compañeros. Y al segundo el Atlético le tendió una trampa buscando un constante tres contra uno, o cuatro, o plantando el mundo entero contra Messi.

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Porque cuando el astro cogía la pelota los jugadores rojiblancos demostraban estar dispuestos a emplearse a fondo para pararle. Eso sí, sin salirse del reglamento. Koke, de hecho, fue el único colchonero que vio la cartulina amarilla por una acción con el argentino.

Hasta el descanso, el gol podía haber llegado en cualquier portería. Primero fue Filipe Luis el que lo intentó de libre directo, aunque su pelota se fue por encima del marco del Barça. Luego fue Costa el que trató de romper la defensa del Tata pero se quedó en fuera de juego cuando se preparaba para el mano a mano con Valdés.

Fue en ese momento cuando los porteros se convirtieron en protagonistas. Comenzó Courtois, que en una combinación de las estrellas del Barça rechazó un balón primero y terminó atrapándolo después. Cesc. Xavi y Messi no pudieron con él a pesar de sus tejemanejes dentro del área rojiblanca.

Después brilló Valdés con una mano espectacular. A falta de cuatro minutos para el descanso el Atlético volvió a salir con velocidad hacia el área blaugrana. La terminó teniendo Arda Turan al borde del área pequeña después de un control espectacular, pero su disparo lo repelió Valdés con su mano derecha. Lo mejor del partido y casi de toda la eliminatoria hasta entonces.

Porque en la reanudación Valdés se superó. En esta ocasión, en un disparo de Villa, que volvía al Camp Nou vestido de rojiblanco. En una de sus escasas acciones en el partido, el meta le ganó la partida. Y eso que la bola era complicada, ya que la atajó el portero cuando estaba a punto de botar sobre un césped que, a diferencia que en el Calderón, le daba velocidad a la pelota.

El Atlético entró en su mejor fase y se multiplicó para anular al Barcelona. Su juego, sin embargo, no mejoró la ocasión que había tenido Villa. Fue entonces cuando Messi intentó meterse de nuevo en el partido y cuando Neymar pareció recobrar la movilidad en la banda izquierda del campo. El argentino, sin embargo, se las vio de nuevo con Filipe. Luego intentó una nueva pared con Alves que atajó la defensa del Atlético...

Estaba claro que el Barcelona necesitaba algo distinto y Tata decidió dar paso a Andrés Iniesta. Pero no fue eso lo que cambió el partido. Sí lo hizo la expulsión de Filipe en una acción con Dani Alves. Se excedió el brasileño del Atlético con el del Barça tratando de frenar su progresión por la banda derecha. Poco que reprochar a un Fernández Borbalán en esa jugada, aunque otras quizá no pasaran un examen del mes que entra, septiembre.

El equipo del Tata tenía el marcador a favor, aunque por la mínima más mínima de las mínimas. El 1-1 del Calderón. Eso siguió así incluso cuando llegó un penalti a favor del Barcelona a tres minutos del 90. Se lo hicieron a par Miranda y Cebolla Rodríguez a Pedro. Lo falló Messi. Sí, lo tiró al larguero.

No hubo tiempo para más. Solo para que el Barcelona pudiera celebrar un título que para ganar tuvo que sudar de lo lindo. Y para que los aficionados del Atlético que viajaron a la Ciudad Condal aplaudieran a su equipo. Un aplauso que merecieron ambos equipos, que hicieron recordar esos duelos de temporadas pasadas caracterizados por el espectáculo, el desenfreno y los goles. Esta vez hubo de casi todo. Todo, menos los goles. Al Barça le bastó el de la ida de Neymar para ser supercampeón.

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