Oskar Santos: "Hay que ser más como Zipi y Zape, rebelarse contra el adulto"

65 años desde que José Escobar creara los personajes de los traviesos mellizos Zipi y Zape, el director de 'El mal ajeno' da vida a su adaptación más cinematográfica, con el valor de la infancia como tema central y un misterio de dimensiones que mucho se diferencia de las historietas originales. El director Oskar Santos y sus dos protagonistas, Daniel Cerezo y Raul Rivas, hablaron sobre la aventura.

Los Zipi y Zape de carne y hueso no son ni gemelos ni hermanos. Daniel Cerezo es Zipi, el rubio de los dos personajes del tebeo, y Raul Rivas es Zape, el moreno. Para ambos treceañeros de Madrid es su primera película, que tampoco habían hecho "ni tele, ni teatro, ni nada". Nada mal como primer proyecto ya que 'Zipi y Zape y el club de la canica' es una producción que para los tiempos que corren en el cine español podría considerarse una super-producción, aunque su director explica que contaban con "un presupuesto medio-alto que hace cinco años se hubiera considerado medio-bajo", añadiendo el cineasta bilbaíno que "nos hablan de Harry Potter como referencia, pero nosotros tenemos el presupuesto que tenía Harry Potter en escobas".

Para aprovechar los limitados recursos, gran parte de la película se rodó en Budapest, donde los alquileres y las construcciones salen más barato. Un castillo a las afueras de la capital húngara es el escenario donde transcurre la acción, el Colegio Esperanza, un internado-cárcel para niños a a la que son enviados los hermanos Zapatilla a pasar el verano -uno por haber robado un examen y el otro por haberle dicho al otro que lo hiciera-. Allí, bajo el mando de un director dictatorial anti-niños (Javier Gutiérrez), cualquier tipo de diversión está prohibido y todos los juguetes son confiscados. En respuesta, Zipi y Zape y tres amigos más forman el club de la canica, un grupo anónimo bajo el cual cometen todo tipo de gamberradas hasta descubrir la existencia de un tesoro escondido generaciones atrás por el fundador del Colegio (Álex Angulo). La amistad en la pantalla se trasladó a la vida real, dicen los actores, yéndose "todo el club de la canica a visitar Budapest, como una piña".

En cuanto a la inspiración para la adaptación, según el director no era necesario que fuera fiel. "Me dijeron que me sintiera libre. Me di cuenta que el contexto de las peripecias de la historieta de Escobar no iba a funcionar en una película actual. Zipi y Zape son historias episódicas y cortitas y yo quería una sola trama". Sin embargo añade que había "una vigencia muy clara de los personajes. Son eternos y universales; en cualquier época y en cualquier parte del mundo hay niños que quieren jugar y divertirse porque eso es parte de la esencia de la infancia y eso es lo que representan Zipi y Zape."

Con esa libertad creativa concedida, Santos se valió de una larga lista de aventuras de su infancia. "Me vino a la cabeza todas las películas de principios de los ochenta: 'Los Goonies', 'ET', 'Regreso al futuro', 'Indiana Jones'... más la literatura juvenil de Julio Verner, Stevenson y Dickens, que siempre están presentes en mi". No se quedó corto en su lista de inspiraciones, añadiendo que se había fijado que "Los cinco', 'Los Hollister' y las historias de Alfred Hitchcock y sus tres investigadores siempre consistían en grupos de niños que viven una aventura". En cuanto a si tiene miedo a que ese tipo de historias de hace treinta años seguirá atrayendo a un público juvenil de hoy en día responde que "yo para eso soy muy pesado... las nuevas historias no envejecen". Confiesa también que mucho de la idea vino de su afición a Los Simpsons. "Bart Simpson es como Zipi y Zape concentrado en uno, pero con más mala leche. Pensé ¿qué pasaría si metiera a un personaje como él en un colegio que fuera como una cárcel para niños, donde jugar está prohibido, donde la infancia está proscrita? Pues yo creo que cualquier niño haría lo que hacen mis personajes, montar su propia revolución". Los actores Daniel y Raul, por otra parte, dicen que se parecen algo a los gamberros de la película, "como cualquier niño, tenemos nuestro diablito dentro".

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Cualquiera que escuchara el título de le película quizás piense que va dirigido a un público infantil, pero el director, cuya cinta anterior es el thriller y muy diferente 'El mal ajeno', defiende que "no es para niños. Nuestra referencia es Pixar, que no hace películas en la cual los padres se llevan a lo hijos y se abren el libro, sino que películas en las cuales son ellos los que llevan a rastras a los niños. Yo me apropio de un eslogan de unos juguetes de mi época: 'para niños de entre 3 y 99 años".

¿Y en cuanto al mensaje de 'Zipi y Zape y el club de la canica'? Para los protagonistas "el tema de la lealtad es lo que más va a gustar. Los amigos van primero". El director, algo más resistente al concepto de moraleja ("como decía Billy Wilder, si quiero enviar un mensaje, me voy a correos"), sí que matizó que aunque "no soy un director para contarle a la gente nada que no sepa, sí me gusta recordar las cosas. Esta película va sobre la infancia y lo fundamental que es para nuestra formación como personas: la importancia del juego, de divertirse, de ser un poco rebeldes, gamberros, de ser un poco Zipi y Zape. Hay que rebelarse contra el adulto, discrepar de vez en cuando, cosa que como adultos no se nos puede olvidar".