Cruasanes en horas bajas
Pero yo me pregunto: ¿qué pasaría si el concurso se realizase en otra ciudad de España? ¿Cúal sería el nivel de los participantes? Reconozco que esperaba encontrar un nivel más alto en los cruasanes presentados en Barcelona. Sorprende el bajo nivel que dice el señor Capel haberse encontrado en el concurso ya que, en su opinión, de entre todos los presentados solo dos podrían considerarse como "muy buenos". Y esto ocurre en Barcelona, donde hay una gran tradición en pastelería y grandísimos profesionales. No quiero ni imaginar lo que pasaría por Andalucía si se convocase algo parecido.
El otro día me comentaba un pastelero de Málaga, en cuya pastelería se elabora unos de los pocos croissants con mantequilla que se pueden encontrar en la ciudad (y creo que no me equivocaría si dijese que la única), que a algunos clientes no les terminan de convencer sus cruasanes porque dicen que saben demasiado a mantequilla. Como comprenderéis, así no vamos a ninguna parte. Barcelona no solo tiene grandes pastelerías sino también unos ciudadanos que aprecian productos de calidad y que están dispuestos a pagar por ellos.
En el sur también hay grandes pasteleros y profesionales altamente cualificados pero, por supuesto, se tienen que adaptar a los gustos de la gente y eso, a veces, lamentablemente les lleva a elaborar piezas de escasa calidad, por los ingredientes utilizados. ¡Eso es lo que les demanda la clientela!
No sería mala idea que este concurso se celebrase cada año en una ciudad distinta, así conoceríamos realmente los mejores cruasanes de España. Pero aprovecho para darles mi enhorabuena a la EGPB, por convocar el certamen e incentivar el hecho de que se siga elaborando esta pieza de bollería hojaldrada de manera artesanal, y a la Pastisseria Ochiai por haber ganado el premio. La próxima vez que vaya a Barcelona será visita obligada en mi agenda.
* Imágenes: cortesía de EPGB.