¿Qué negocio abro?

Las empresas en España, la mayoría destinadas al autoempleo, nacen y mueren a cientos cada día. Cada vez se crean más, pero también cada vez se destruyen más. Una visita en la Cámara de Comercio de Madrid esclarece qué negocios pueden ser los más convenientes en este momento.

El fracaso casi siempre va vinculado a no haber elaborado previamente un buen plan de negocios. Puede ser en cualquier sector. Si no se han hecho números si no se ha estudiado la demanda y la competencia, el fantasma del cierre afecta a cualquier empresa que se abra, da igual lo original, pragmática o moderna que sea.

La lista de negocios malogrados la encabeza el comercio tradicional, todo lo relacionado con la construcción por supuesto y ese tipo de hostelería tan recurrente que tenemos instalada en cada esquina: los bares. "Venimos a pedir asesoramiento para montar un bar - reconoce mientras espera junto a su mujer un hombre de mediana edad-. Queremos comprobar que el local es adecuado. Los dos estamos parados y nos gustaría capitalizar el paro y sobre todo no meter la pata con lo jodido que todo está".

A los servicios de catering, por lo visto, les va bastante mejor que a los bares. Cada vez se crean más empresas relacionadas con la odontología, la fisioterapia, la estética, por supuesto, todo lo relacionado con Internet y con cualquier hueco en la prestación de servicios.

"Al final no voy a montar nada. Pero en principio la idea era de gestión de residuos sanitarios. El problema es que necesito demasiada inversión... el por qué me he querido dedicar a eso no lo tengo muy claro. Creo que no es un sector muy masificado" Pedro acaba de enterarse de que no ingresaría un sólo euro durante los seis primeros meses de negocio, debido a la obligatoria evaluación del impacto medioambiental que tendría su malogrado negocio; y, mientras habla, hace una pelota con el papel donde estaba diseñado su proyecto.

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A veces se nos olvida que las grandes ideas tienen que convivir con las matemáticas; "He empezado a hacer números y he visto que tengo que vender muchos pares de zapatos, muchísimos. Empiezas con mucho entusiasmo, pero...", reflexiona otra ilusionada futura empresaria, otra buscadora de autoempleo, mientras su asesora aclara "además es un producto más caro el que ella quiere ofrecer en su negocio, zapato cien por cien español, y no de los que vienen de otros países". "Productos de China nada. Eso es pan para hoy y hambre para mañana", concluye la empresaria.

Y justo eso, "hambre para mañana", es lo que en este espacio sembrado de mesas con el aliviante nombre de ventanilla única se intenta evitar.